Los años nuevos


Los años nuevos es otra pequeña joya de Rodrigo Sorogoyen, autor de As bestas, Antidisturbios, El Reino, Que dios nos perdone, el cortometraje Madre (la peli no termino de convencerme) o Stockholm, entre otras. Y aunque en realidad se trata de una coproducción a varias manos, con varios co-creadores y directores, la impronta de Sorogoyen es patente en cada uno de los 10 capítulos de esta miniserie. Con una banda sonora que, como en todas las creaciones de Sorogoyen, es una parte fundamental de la serie, creando una atmósfera preciosa, de inicio a fin de cada capítulo, dejándote clavado al final de cada uno de ellos viendo pasar los títulos de crédito disfrutando de la canción de cierre.

El planteamiento es muy simple. En cada uno de los capítulos sólo vemos 2 días del año alrededor de Año Nuevo, o a veces sólo uno de ellos, la tarde-noche del 31 de diciembre y/o la mañana y parte del día del 1 de enero. El resto de días del año quedan para la imaginación del espectador. Con sólo esas pequeñas pinceladas vemos la evolución de los dos protagonistas, se nos presentan sus amigos, sus padres, sus hermanos, como van cambiando con el tiempo, con sus alegrías y decepciones, sus triunfos y sus fracasos. La vida pasa inexorablemente, diez años dan para mucho, gente que entra en nuestras vidas, otras que salen, nacimientos y muertes, sueños cumplidos, fracasos vitales. Una historía de amor y desamor, de locura de juventud y de paso del tiempo, que lleva poco a poco a la madurez y, hasta cierto punto, a la decepción. Triste y amarga muchas veces, pero con momentos cómicos y divertidos que te hacen soltar alguna que otra sonrisa, y más de una carcajada.



Ana (Iria del Río) cumple los años el 1 de enero, fue el primer recién nacido del año de 1986. Estamos en nochevieja de 2015-16, está a punto de celebrar su 30 aniversario. Está cansada de su vida. Periodista de formación, actualmente trabajando de camarera en un bar musical. Visceral e impulsiva, se guía por su intuición, por su instinto, cambia de amigos constantemente, su vida está en plena ebullición, y tiene un visado preparado desde hace unos meses para irse a vivir un tiempo a Canadá. Pero no termina de decidirse a dar el salto al vacío.



Óscar (Francesco Carril) cumple 30 años el día de Nochevieja, nacido a pocos segundos de la medianoche de 1985. Médico internista vocacional, actualmente vive de contratos precarios, haciendo guardias maratonianas en urgencias de un hospital, luchando para hacer méritos y poder sacarse una plaza de interno y estabilizar su vida. Tiene amigos de toda la vida, amigos a los que quiere y cuida, y una relación con una pintora inestable que va y viene, sin mucho futuro. Es desconfiado, le cuesta fiarse de la gente, hasta de sus amigos y de la persona a quien más quiere. Amigos que se cuentan con los dedos de una mano, pero a los que es fiel hasta las últimas consecuencias. Su desconfianza le hacen una persona solitaria, un tanto melancólica y triste.


Ana y Óscar se conocen en una fiesta de Nochevieja, justo en su 30 aniversario, casi por casualidad. Ella se fija en sus ojos tristes, y sin proponérselo apenas, se embarcan en una tortuosa relación, que va y viene, con sus altos y sus bajos, y a los que seguimos durante 10 años, hasta la Noche Vieja de 2024.


La serie me encantó, me conmovió en muchos aspectos, y me impactó en lo más hondo, supongo que porque me reconocí hasta cierto punto en el protagonista. Pero no sé si es para todos los públicos. En algunos aspectos creo que cuesta entrar en ella y me temo que algunos espectadores no pasarán del primer capítulo. Pero os recomiendo hacer un pequeño esfuerzo y dejaros llevar con las olas de la vida de Ana y Óscar, mecidos por su banda sonora, y reíros y llorar con ellos. Por otro lado, y como dice uno de los protagonistas secundarios en uno de los últimos capítulos, el chaval valenciano, tiene cosas que son muy de Madrid... Y ahí lo dejo. 

Espero que la serie gane muchos premios, Iria del Río y Francesco Carril están espectaculares.


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