As bestas

As bestas es la última película de Rodrigo Sorogoyen, uno de mis directores de cine españoles favoritos, de los que nunca te dejan indiferente, de los que siempre remueven algo en el interior de uno. He de empezar diciendo que, por algunas presentaciones de la película y hasta por algún trailer que vi hace tiempo, esperaba una película rural, pero con mucha más acción, del estilo a Que dios nos perdone, El reino  o la serie Antidisturbios. Pero en este caso Sorogoyen explota su lado más pausado, y no por ello menos brutal, como en Madre y Stockholm, películas en las que la historia va arrancando poco a poco, subiendo de intensidad sin pausa ni descanso, y en las que desde el principio ves que todo va a estallar en cualquier momento, que la situación es insostenible y el punto de no retorno se acerca.

El argumento de As bestas es el siguiente. Una aldea del interior de Galicia donde sus escasas nueve familias andan divididas porque una compañía eólica quiere comprar el monte comunal para montar molinos de viento. Algunos vecinos quieren vender y con el dinero poder huir de la miseria en la que andan sumidos generación tras generación. Otros están en contra de la construcción del parque eólico y quieren seguir con su vida tranquila y aislada. Los que quieren vender son mayoría, pero sin el voto de todos no se puede hacer nada. El problema se complica aún más pues quienes lideran el No son una pareja de franceses llegados a la aldea hace unos dos años para empezar un proyecto de vida sosegado, en comunión con la tierra, viviendo de la agricultura ecológica y vendiendo sus productos en los mercados. Un sin sentido a ojos de algunos.


La cosa no puede acabar bien. La vida en las comunidades aisladas es ya de por si dura y complicada. La convivencia a veces no tiene nada de idílico, es brutal y los sentimientos se basan en lo visceral: mis derechos, mis costumbres, mis tierras, mis lindes. La miseria lo corrompe todo. Si encima aparecen forasteros, recién llegados, que pretenden hacer valer derechos recién adquiridos e intentan cambiar el ritmo natural de las cosas... El problema está servido. Con lo visceral y la brutalidad no se puede razonar, la convivencia se tensa y deriva en violencia.

Como siempre, Sorogoyen no nos deja indiferentes, nos va dando poco a poco las distintas visiones de cada partícipe de la historia, sus razones de ser. Unos huyen de un pasado turbulento y buscan una vida idílica y en paz en el lugar equivocado. Los otros quieren escapar de esa existencia de miseria, donde el olor a estiércol todo lo cubre y donde huir es la única salida, la única esperanza, aunque sea una falacia. Todos ellos tienen su razón de ser. Lo único erróneo es como unos prevalecen sobre los otros. La fuerza no es jamás la mejor solución, aunque a veces la veamos como la única salida. Una huida hacia adelante.


Me pareció una gran película. Una historia de amor, cariño y ternura, en contraposición al odio y el embrutecimiento de la sinrazón. El grito sobre la cordura. Me gustó especialmente la discusión madre e hija. Ella joven, pretende dar lecciones de vida a su progenitora, pero la madre esta ya a vueltas de todo y suelta cuatro verdades como puños que dejan sin argumentos a la chica.

La cinta tiene 17 nominaciones a los premios Goya 2022, entre ellas mejor película y mejor dirección y se llevó el premio del público, mejor film europeo, en el Festival de San Sebastián. ¡Ya estoy esperando con ansia la siguiente historia!

Comentarios

  1. Sorogoyen se ha ido convirtiendo con el paso del tiempo en uno de mis directores favoritos. Ya había conseguido algo más que mi atención con "Que Dios nos perdone" y me volví si fan absoluta con "Antidisturbios". Nadie como él muestra la fragilidad, lo miserable del alma humana, que la tensión se te incruste a cada célula de tu cuerpo y no te abandone incluso cuando ya has marchado del cine y te encuentras en la tranquilidad de tu casa te sorprendes repasando, reflexionado sobre los acontecimientos.

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  2. Es verdad, Antidisturbios! Habrá que hacerle un post algún día. No lo tenemos, no? A ver si la reveo después de fiestas...

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