Antidisturbios



 -¡ESPARTANOS! ¿CUÁL ES NUESTRO OFICIO?
-¡AU! ¡AU! ¡AU!
 

Antes de empezar a ver esta serie me dijeron que si esperaba ver a un montón de tíos buenos me olvidara del asunto. Afortunadamente para mi, no esperaba eso, nunca lo he esperado. Sin embargo algo me llevaba instintivamente a pensar en 300 sin saber muy bien por qué. Bueno, ahora ya he visto la serie y sé que mi instinto no me falló.

Avanza unos dos mil quinientos años, transforma a esos espartanos en españoles y ponles encima unos 50 años. ¿Qué es lo que ves? Si tu mente funciona como la mía seguramente hayas imaginado a algo parecido a la imagen de abajo. Y es que si Leónidas hubiera llegado a los 50, viviera en España y tuviera pinchos que comer todos los días junto con el café, otro gallo cantaría. Pero esa barriga, esas canas y esos achaques producto, no sólo de la edad, sino de haber llevado una vida muy perra en lo que a oficio se refiere no hubieran hecho que Leónidas hubiera sido menos Leónidas. 

Y es que eso es lo que tenemos en Antidisturbios una serie de hombres, algunos superan los cincuenta años, otros los rondan y los más jóvenes están en la treintena, todos ellos entregados a un oficio, a una causa, a un trabajo que es su vida.


Creedme cuando os digo que Antidisturbios es la hostia tanto desde el punto de vista técnico como del emocional.

La música y el estilo de filmación hace que Antidisturbios sea una serie totalmente inmersiva. Los primeros planos y los primerísimos planos de los agentes de seguridad en las escenas de acción consiguen meterte de lleno en plena batalla campal de tal manera que te descubres a ti misma agarrando el mando de la TV como si de una porra se tratara mientras esperas el siguiente golpe al grito de "¡Vamos!" y eso me encanta. Es la diferencia entre bien y genial. Hay algún plano secuencia y algún travelling que me ha hecho pensar en escenas míticas de obras maestras como Uno de los nuestros. No diré cuáles para no hacer spoilers pero cuando las veáis las reconoceréis al instante. En cuanto a la música, consigue acompasarse perfectamente con tu respiración y con tu pulso casi sin darte cuenta de tal manera que te lleva de la mano por donde ella quiere. Te hace correr, te hace saltar, te hace agacharte, te hace golpear y esquivar, la sientes corriendo por tus venas y sólo quieres más.

 

En cuanto al aspecto emocional.

Puede que antes deba confesar algo ya sabido por muchos: los hombres son mi gran debilidad. No cualquier hombre, no. Los hombres grandes, fuertes, duros y aún así tiernos por dentro. Como un chicle de bubble gum con núcleo líquido. Mi pasado laboral trabajando en una fábrica de metal rodeada de una veintena de hombres muy hombres no ayudó a que mi tara disminuyera, si acaso la aumentó aún más. Una parte de mi, una parte muy grande de mi, ve a Úbeda,a Osorio, incluso a López y le resultan familiares, conocidos, cercanos. ¡Si hasta tuve a mi propio Bermejo en la fábrica, cómo no los voy a unir!

Antidisturbios es adrenalina en estado puro, es testosterona, es acción, es violencia, es ira, es rabia, es odio, es corrupción, es traición, es lucha pero, por encima de todo, es amistad, es compañerismo, es lealtad, es fraternidad, es familia... Nos demuestras, a su manera viril y un poco bruta, cómo la familia no se restringe solamente a los lazos de sangre sino que la podemos escoger nosotros con la gente que nos rodea. Cómo esta familia elegida y no dada puede llegar a estar con nosotros hasta en los peores momentos y cómo, sin palabras, nos pueden entender, apoyar y ayudar incondicionalmente. La traición, la corrupción y los chanchullos llevan rodeando al ser humano desde que existimos, parece que eso no va a cambiar, pero es gratificante comprobar que aún queda un puñado de personas con las que uno puede contar, que si estamos todos juntos y aguantamos puede que salgamos de casi cualquier situación.



Comentarios

  1. Respuestas
    1. De "Patria" creo que voy a pasar... Empecé el libro y no lo conseguí acabar. Es un tema que me pone de muy mala hostia y para estar nuevo o diez horas cabreada voluntariamente, como que no, jajaja.

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