Aprovechando el próximo estreno de la serie live action de
One Piece en Netflix, aquí me hallo cual meteorito venido de otra galaxia, a
este blog sobre misterio, ciencia ficción y terror a hablar de algo tan
extraterrestre como un manga. No, no escapéis todavía, por favor, pues ésta no
va a ser una reseña al uso. Para que así fuera, la trama debería estar
terminada, y aunque, a día de hoy, está entrando en su arco final, podríamos estar hablando
que queden unos 5 o 6 años siendo optimistas. También es cierto que no es la
primera vez que se habla de anime en el blog, pues ya tenemos las maravillosas reseñas de Cowboy Bebop y Cyberpunk Edgrunners. Esta vez vengo a presentaros un anime chiflado sobre
piratas de goma que navegan en busca de un tesoro.
Mi intención con este post es dar a conocer esta maravillosa obra más allá de su infantil apariencia, su excesivo merchandaising y su mal ganada fama de trama lenta a aquellos
ajenos al mundo del manga, sobre todo aquellos a los que genera rechazo ver
dibujos japoneses, pero también redescubrírselo a aquellos que lo comenzaron y lo dejaron por
su longitud, cosa que hablaremos más adelante. Sin más dilación, comencemos.
¿Qué es el One Piece?
Riqueza, fama, poder. Una vez, hubo un hombre que
consiguió todo en este mundo. “El Rey Pirata” Gold Roger. Sus últimas palabras
antes de su ejecución, lanzaron a toda la gente del mundo al mar.
- ¿Mi tesoro? Si lo
queréis, podéis tenerlo. ¡Buscadlo! Lo dejé todo allí.
El mundo vio el comienzo de la Gran Era de los Piratas.
Con estas palabras, en una sola página, daba por comienzo
Eichiro Oda, en 1997, lo que está siendo su obra magna, que ostenta el record
Guinness de más de 500 millones de copias vendidas, superando a Harry Potter,
contando con 106 volúmenes y subiendo, publicándose semanalmente en la notoria
revista Shonen Jump.
One Piece comenzaba a contar las aventuras de Luffy, un chico pirata bastante poco temible, cuyo Jolly Roger (bandera pirata encargada de
provocar terror en los mares) es una calavera sonriente con su característico
sombrero de paja y con un sueño: encontrar el One Piece y convertirse en el Rey
de los Piratas. Irá recogiendo por el camino a una tripulación alegre y variopinta, alejada de
los tropos de otros animes de la época y, aunque muchas veces caricaturescos, son sorprendentemente humanos y saben ganarse un hueco en el corazón de todos.
"Pero bueno, esto ya lo he visto antes, no me muestras
nada nuevo", diréis. Porque sí, la premisa es simple, pero como el Titanic,
cometerías un grave error en pensar que la punta del iceberg es todo lo que
hay. Pero vayamos por partes.
One Piece es MASIVO
Así, con mayúsculas. 1088 capítulos cuando escribo estas
líneas, más de 1000 personajes diferentes, más de 140 islas, todo con su personalidad y características propias, hasta crear un mundo donde un Ciborg
puede estar hablando con un gato humanoide gigante con una pistola en vez de mano,
mientras un samurái de más de 3 metros los observa y todo sin perder la coherencia aplicándose las reglas de su mundo. Y, sin embargo, tiene un humilde comienzo: un chico de goma que sale a navegar en un bote desde su
isla natal en busca de un tesoro y tiene que refugiarse dentro de un barril para no naufragar.
One Piece es misterio
Pues vaya peñazo, ¿no? ¿Por qué iba a gastar mi precioso
tiempo en algo tan largo? Espera, ¿has dicho de goma?
Exacto, de goma, y esto me lleva a
este siguiente punto. Porque antes de que, en 2004, J. J. Abrahams mantuviera
al público esperando el siguiente capítulo de Lost para descubrir qué
significado tenía el oso polar, Eichiro Oda plantaba grandes misterios que, con
tiempo y paciencia, ha ido desvelando a lo largo de su historia. Pero claro, no sin antes,
abrir unos cuantos más interrogantes, que hacen que quieras saber más y más y
no puedas dejar de leer. Y cuando digo paciencia, me refiero a que ha habido
misterios ocultos por más de 20 años y contando con que a día de hoy se siguen
haciendo teorías sobre lo que puede ser el One Piece y cómo llegar hasta él. Cada
nuevo capítulo implican nuevas pistas que, semana a semana, invita a los
lectores a investigar e imaginar, llenando foros y redes sociales con las más
locas teorías. Y, volviendo a lo de la goma, como comentaba, Luffy es un hombre
de goma y lo es gracias al misterio número dos: una fruta del diablo, la fruta
Goma Goma.
Si alguien come una fruta del diablo, adquirirá las
características de esa fruta. En el caso de Luffy, se volvió de goma,
permitiéndole estirarse, rebotar, inflarse y hacer toda locura que puedas hacer
con la goma. Estas frutas determinan uno de los sistemas de poder que más
versatilidad a la hora de escribir, pues sólo quedan limitadas a la imaginación
de su autor y, por suerte, es una parte de la genialidad de Oda. Desde
poderosas habilidades como convertir tu cuerpo en espadas, a terroríficas
habilidades capaces de destruir islas enteras, pasando por
habilidades absurdas como transformar piedras en disfraces o convertirte en una
chaqueta.
Pero no es oro todo lo que reluce, una vez consumida una
fruta del diablo no puedes volver a nadar. Al caer dentro del agua, un
“usuario”, como se les termina llamando, pierde todas sus fuerzas
convirtiéndose en un peso muerto que, sin ayuda, puede significar un
ahogamiento y el fin de su aventura y su sueño. Pero, ¿de dónde surgieron? ¿Por
qué funcionan así? ¿Hay algún límite en los poderes que puedes conseguir? Esto
sólo es una pequeña muestra del misterioso mundo de One Piece, que es capaz de
arrastrar como si fuera un enorme remolino a todo aquel que tenga la osadía de
abrir sus páginas.
One Piece es un viaje
Vale, lo entiendo, hay muchas preguntas y muchas
respuestas y puede ser interesante. Pero no deja de ser gigantesco. Me estás
diciendo que es larguísimo y que sigue en curso, no sé si estoy dispuesto a
gastar tanto tiempo y esfuerzo en meterme en un mundo que es tan extraño.
Sí, el mundo que Eichiro Oda ha ido construyendo es tan
enorme que puede llegar a ser abrumador, pero es aquí donde entra en escena uno
de sus puntos fuertes: su capacidad para introducirte poco a poco en su mundo,
sin largas exposiciones. En vez de eso, ofrece de forma dosificada pequeños pedazos de las maravillas y
rarezas que la desbordante imaginación del autor es capaz de ofrecer, siempre abriendo el apetito y, cuando te das cuenta, estás al día y notas que esos más de 1000 capítulos han sido pocos y necesitas más.
Empiezas acompañando a Luffy buscando a alguien que le ayude a moverse por el mar, un barco o un cocinero para no morirse de hambre y, sin darte cuenta, ves cómo la tripulación está intentando evitar una guerra civil dentro de un país causada por un pirata en las sombras en el que se tocan temas como el significado de un país, el peso de llevar el mando (tanto de la tripulación como del país en cuestión), la crisis climática, la existencia de unas enigmáticas armas de destrucción masiva, a la vez que nuestro querido capitán enseña a pelear a unos dugones con caparazón llamados Kung Fu Dugongs.
Cada nueva isla es un nuevo misterio, una nueva aventura y
la oportunidad de conocer a nuevos amigos y enemigos. Islas atrapadas en el
jurásico, islas creadas por excrementos de gigantescas criaturas marinas, islas
llenas de canales o desiertos interminables.
Todas estas paradas son oportunidades para que los Sombrero
de Paja crezcan y hagan crecer los sitios por donde pasan y tú, lector, estás
invitado a ocupar un puesto de honor en la tripulación para acompañarlos en
este gran viaje hacia conseguir el mayor tesoro de todos mientras descubres uno
de los mundos más ricos, profundos y vivos de la ficción.
One Piece es emoción
Sin duda parece que promete, pero lo cierto es que un
mundo complejo es algo que tienen muchas otras obras y, aunque me lo expliquen
poco a poco, sigue siendo un mundo gigante. Yo prefiero historias cercanas que
me lleguen. De poco me sirve tener una historia gigantesca si no me hace sentir
nada más que curiosidad.
Si haces algo, ¡hazlo con un DON! – Tom, Tom’s Workers
ドン o どん (DON) es una onomatopeya utilizada muy a menudo dentro
del mundo del manga y en One Piece en particular. Indica una sorpresa, como un
gong siendo golpeado por detrás para ejemplificar la pasión y la emoción del
momento.
Ésta es la principal filosofía de la obra y se hace denotar
en cada página, en cada frase de cada personaje. Los momentos alegres son
desternillantes, los momentos tristes, desoladores; momentos de ira y desesperación, momentos de absoluta y gratificante satisfacción, nunca saliendo
de ese aire de misterio del qué habrá delante. Grandes momentos espectaculares y
pequeños momentos íntimos y silenciosos que hacen de One Piece un viaje en una
montaña rusa de emociones donde la comedia, drama, acción y misterio se
entrelazan y bailan al son de los tambores de la libertad, alrededor de una
hoguera, dentro de una fiesta donde se celebra la vida.
Esta filosofía también se transmite en las peleas. One Piece es de
género shonen, que significa literalmente “chico”, es decir, es para chicos
(los japos y sus cositas). Otros animes de este género podrían ser Dragon Ball,
Naruto, Bleach, etc., y todos tienen una cosa en común: las peleas. Dragon Ball
basa las peleas en la coreografía de diferentes ataques y la excelente
capacidad de Akira Toriyama de mostrar el movimiento y la acción dentro del manga.
Naruto, en cambio opta por contar una estrategia de batalla, donde es más una
pelea de intelecto y resultado de entrenamiento. One Piece, en cambio, tiene un enfoque muy
curioso de afrontarlas, pues las peleas no son precisamente su
fuerte.
No me malentendáis, las peleas de One Piece siempre son
interesantes, pero no porque haya que demostrar quién es más fuerte, no suele
haber grandes coreografías ni estrategias (quitando quizás el caso de Ussop). Las
peleas en One Piece se centran en el componente emocional. Cuanto más o cuanto
menos, cada pelea de cada personaje conlleva no sólo una medida de quién es más
fuerte o más listo, sino que hace avanzar a los personajes y supone una
relación con el enemigo, que pocas veces es un simple obstáculo a vencer, sino
que también tiene su propia personalidad e historia. Las peleas se convierten no
sólo en un conflicto físico sino además conceptual y personal, haciendo algunas
de ellas de los momentos más memorables de la historia.
Esto y otras muchas cosas alejan a One Piece de ser un shonen al uso, siendo una obra capaz de apasionar a todo tipo de personas. De hecho, de acuerdo con una encuesta internacional, menos del 25% de los fans son adolescentes y más del 70% están en una edad entre los 20 y los 40 años. No importa tu género, tu edad, tus creencias; estoy seguro de que dentro del mundo de One Piece hay un personaje, un lugar o una situación que conecte contigo.
Algo por lo que One Piece es único es la yuxtaposición de emociones. El estilo de dibujo de Oda está lejos de estar dedicado tanto a la acción, sino más a la comedia. Y aunque puede hacer personajes extremadamente imponentes, muchos de sus diseños pueden llegar a parecer ridículos o absurdos. Es por eso que, al saber la historia completa, la personalidad o cuando ocurren ciertos eventos trágicos, el drama golpea más fuerte y, créeme, antes de que te des cuenta, vas a soltar alguna que otra lagrimilla por un hombre adulto vestido como un bebé.
One Piece está vivo
Lo que me pasa con este tipo de series tan largas es lo
rápido que suelen abandonar a los personajes. Si hay tantísimos y tantos
lugares, ¿de qué me sirve sentir emociones por los habitantes de una isla si no
voy a volver a saber de ellos?
Cierto, ya comentaba que One Piece tiene más de 1000
personajes y más de 140 islas, y si fuera cualquier otra historia, mantener tal
cantidad de personajes en la memoria haciéndolos interesantes y sin que los
olvide el lector sería algo imposible. Pero a mandos de este barco está no otro
que Eichiro Oda, el cual es un auténtico maestro creando un mundo que respira y
vive por sí mismo aparte de la aventura de la tripulación de los Sombrero de
Paja. Cada cierto tiempo, el autor se preocupa de mostrarnos qué ocurre
alrededor del mundo, cómo impactan los sucesos que ocurren a los personajes y
lugares que hemos ido dejando atrás. Y los eventos pueden ser de nuestros
protagonistas o de otro tipo. Tripulaciones enemigas se vuelven aliadas, un
personaje secundario sin demasiada importancia termina siendo clave en un
evento posterior. La tecnología avanza con el tiempo, las islas cambian, así
como status quo y todo dentro de una historia divertida, trágica, emocionante y
misteriosa.
Todo esto da una sensación de que el mundo respira y que hay
multitud de historias ocurriendo al mismo tiempo que la de nuestra tripulación
que, combinado al hecho de que lo que sabemos del mundo de One Piece va
aumentando exponencialmente con cada visita a un nuevo lugar, da más la
sensación de estar observando un mundo paralelo real que una historia creada
por un japonés.
One Piece es extraño y lleno de detalle
Aun así, no es que esté inventando nada nuevo, ¿no? Al
fin y al cabo ya tenemos Piratas del Caribe, un mundo de piratas lleno de
misterios, con personajes memorables y buenas historias.
Si bien es cierto que la temática de piratas y gente con
poderes no es nada nuevo, estamos hablando de la obra de un hombre que hace 20
años dijo que le quedaban unos 5 años para terminar. Y este exceso de tiempo no
ha sido porque haya decidido alargar con relleno la historia. Esta
característica de que One Piece sea tan largo es debido a dos virtudes de su autor (o
defectos, según como se mire): su desbordante imaginación y su
obsesión por los detalles.
No hay más que ver algún panel a dos páginas del manga en el
que puede haber unos 30 personajes interactuando entre sí en segundo plano,
mientras se tienen varias conversaciones en primer plano, siendo necesario
hacer zoom en la imagen para poder sacarle todo el jugo y sabiendo que hay
detalles que te vas a perder.
Se puede notar según se va leyendo capítulo a capítulo cómo
Oda no puede evitar perderse en su propio mundo y el esfuerzo y minuciosidad
con que hace que su mundo, dentro de su extrañez, sea creíble. Porque sí, One
Piece es extraño, y no sólo por las frutas del diablo que puedan hacer que un chaval
pueda estirar el brazo varios metros.
Ya sólo en el East Blue, que es la parte que va a adaptar
Netflix y que funciona como breve introducción, podemos observar la existencia
de los Gyogin u hombres pez, capaces de vivir por debajo del agua, pero el
lector piensa que ahí ha llegado al culmen de las rarezas, no sabe lo que se le
viene. Lugares de ensueño y de pesadilla, países con culturas diferentes que
son amalgamas de algunas del mundo real, animales fantásticos, ridículos y
monstruosos. Me gustaría hablar en más detalle de todo lo que puede ofrecer el
mundo de One Piece, pero no quiero quitaros la sorpresa. Eso sí, esperad lo
inesperado.
One Piece es un reflejo del mundo real
Pues la verdad es que pinta bien, desde luego es largo, pero parece que puede merecer la pena. Muchas gracias por la recomendación, voy a ver esta serie de piratas para evadirme un poco de lo mal que está el mundo.
Tengo buenas y malas noticias para ti. La buena es que la historia es tan divertida y extraña que es imposible no sumergirse en ese mundo fantástico de sueños y aventuras. La mala es que muchos de los temas que se tratan tienen su origen en nuestro complicado y no tan divertido mundo. Y no son precisamente temas ligeros. Racismo, esclavitud, gobiernos absolutistas, mafias que controlan conflictos bélicos, control de la historia, armas de destrucción masiva, etc. Esto hace del mundo de One Piece, además de la vitalidad que hablábamos anteriormente, de una profundidad y, en cierto modo, un realismo que hace que la relación con ciertos momentos de la historia haga que golpeen más fuerte.
Aparte de todo esto, tenemos cantidad de piratas inspirados de la vida real y tanto diseños directamente copiados de actores reales como inspiraciones de gente de nuestro mundo como Michael Jackson, Fredy Mercury, Eminem o personajes como Drácula, Ace Ventura, Don Quijote, Dr. Frank-N-Furter, etc.; y estos son sólo unos pocos que me vienen a la cabeza ahora mismo.
One Piece es una experiencia social
Si alguna vez discutiste en el trabajo sobre qué pasaría en
el siguiente capítulo de Juego de Tronos o de Perdidos, prepárate para vivirlo
elevado a la enésima potencia. Cada vez que sale un nuevo capítulo semanal y
sobre todo cuando hay algún descanso, los foros y las redes de internet arden
con nuevas teorías, gente que analiza cada mínimo detalle y saca conclusiones
más o menos acertadas. Al seguir la historia semana a semana se consigue una
experiencia totalmente diferente, algo así como seguir un macro evento
deportivo que ocurre semanalmente dejándote en vilo en cada “continuará”.
One Piece es ahora mismo una de las franquicias más
populares y rentables de Japón y ha ido alcanzando poco a poco a cada rincón
del mundo. El carisma de Luffy y su tripulación actúan de centro de gravedad
atrapando a más y más nakamas. Según escribo estas palabras, a jueves, 10 de
agosto de 2023, tenemos, por una parte, el estreno de la serie live action en
Netflix que, con suerte, será capaz de llevar el mundo de nuestro capitán al
gran público; en el anime ha llegando a un punto de inflexión en la
historia que fue anunciado por todo Japón y en redes sociales a bombo y
platillo, contando con los mejores animadores y el maravilloso cast de actores
de doblaje que llevan décadas encarnando a los sombrero de paja y que ha llegado a ser estrenado en algunos cines; y, por último,
pero no menos importante, el manga se encuentra en un momento de frenesí,
totalmente enfocado hacia el final de la historia pero ofreciendo un
espectáculo de dimensiones nunca vistas (y esto es mucho teniendo en cuenta que
la serie lleva desde 1997 publicándose) además de resolviendo algunos de los grandes
misterios que Oda se llevaba todos estos años guardando.
Sin duda, es una época maravillosa para introducirse en esta
obra de la que dudo que tardaremos mucho en ver algo mínimamente parecido en
ningún otro medio.
El Zunesha en la habitación
Podría llenar páginas y páginas de las bondades de One Piece y de razones para dedicar el tiempo que supone formar parte de su historia, pero seamos sinceros, One Piece es largo. Muy largo. Y aún le quedan años para terminar. Aventurarse a este mundo masivo requiere esfuerzo y constancia y, aunque en la mayoría de los casos la serie es suficientemente emocionante como para no querer parar y leer un capítulo más, es cierto que existen momentos en los que la trama avanza algo más lenta o es menos interesante (aunque personalmente creo que todo One Piece es disfrutable).
Os habréis dado cuenta que siempre hablo de leer y no de ver. Esto es porque el material original de la historia es el manga (cómic japonés para quienes no lo sepan) y el anime, aunque es más accesible, sufre de ser una adaptación más que dudosa. Y no lo digo por la calidad, de hecho, y sobre todo últimamente, están participando los mejores animadores y directores disponibles. Sin embargo, Toi Animation (Dragon Ball, Sailor Moon, Saint Seiya…), el estudio de animación con los derechos del anime, tiene una visión particular acerca de su gallina de los huevos de oro y es que ésta dure lo más posible. Y sí, One Piece es largo, pero un capítulo del manga, que es el que se encarga de marcar el guión, suele avanzar mucho menos en la historia que un capítulo semanal de 20 minutos. Así que, la productora se enfrenta al posible problema de adelantar al material original y lo han intentado atajar de varias formas a lo largo de lo que lleva One Piece de emisión.
En primer lugar, existen algunos arcos y capítulos de relleno, es decir, tramas o escenas que no aparecen en el manga original y que no hacen avanzar la trama principal. Esta opción no es demasiado mala, pues permite expandir en los personajes y hacer aventuras secundarias que entretienen mientras la historia del manga va avanzando sin que el ritmo de la historia canon se vea afectada. Además, aunque generalmente no suelen destacar por su calidad, sí que podemos ver algún arco de relleno que merece la pena, como el genial arco del G8. Sin embargo, esto es demasiado costoso, pues requiere de guionistas capaces de crear historias originales con las manos atadas para no pisar la historia principal.
Lo que nos lleva a la segunda opción, algo más rentable, que sería estirar artificialmente los episodios. Estamos hablando de poner reacciones de personajes, retrasar los desplazamientos, flashbacks, recordatorios de cosas que están pasando simultáneamente y un larguísimo etcétera. Esto, teniendo en cuenta que cada capítulo dura unos 22 minutos de los cuales, 3 son el opening, 1 el resumen del capítulo anterior, 30 segundos de animación para parada de anuncios y otro minuto para el avance del capítulo siguiente, nos quedamos con apenas 16 minutos y medio de episodio, el cual mediante alargamiento artificial puede llegar a contar algo que se cuenta en una página del manga. Esto provocó que muchos abandonáramos One Piece durante el infame arco de Dressrosa, donde llegaron a haber episodios que avanzaban una sola página del manga, dando la sensación que no ocurría nada semana a semana.
Y, no me malentendáis, One Piece, con el ritmo correcto, es capaz de mantenerte en el borde del asiento, pero el anime muchas veces arrastra la trama siendo capaz de agotar la emoción que la historia llega a construir.
A día de hoy se ha optado por otra opción y es alargar los capítulos, sí, pero con una calidad de animación exquisita al nivel de muchas películas de gran presupuesto. Muchas veces, esto hace que se aleje en cierto modo del material original por ciertas decisiones artísticas, pero a cambio nos ofrecen episodios que son auténticos espectáculos audiovisuales.
¿Cómo puedo disfrutar de One Piece?
Buena pregunta, para lo cual tengo malas noticias: no es
fácil, pero no imposible. Aun así, intentaré poner un poco una guía de la que considero las
mejores opciones.
Para empezar, tenemos el problema de la traducción. Oda es
un amante de los juegos de palabras en japonés. Los kanjis tienen varias
pronunciaciones y significados. Por ejemplo, los ataques de Zoro, el espadachín
de la tripulación, aunque tienen nombres aterradores como “Corte del demonio”,
se pronuncia como “Oni kiri”, que es muy parecido a “Onigiri” un aperitivo en
forma de bola de arroz. Esto hace que la traducción sea difícil y obliga a cada
idioma a tomar ciertas decisiones que, con el tiempo, se pueden convertir en un
lastre. Por ejemplo, en España decidimos llamar a Ussop (“uso” significa
mentira en japonés) como Usuff y, así continúa en el manga publicado por
Planeta.
Respecto al anime, sí que se empezó a doblar en un
principio, la traducción al castellano llega sólo hasta cierta saga. El doblaje
es antiguo y traduce ciertos ataques, además de que Ussop es Usuff y Zoro,
Zorro. En latinoamérica tienen más suerte y recientemente se reanudó el
doblaje, teniendo adaptados bastantes capítulos.
Mi recomendación número 1 y que recomiendo encarecidamente: leer el
manga. Y, a poder ser, en digital. El manga de One Piece no sólo es el material
original con la versión sin (demasiados) filtros del autor. Cuando me refiero a
la versión digital, me refiero a la versión oficial de Manga Plus, que ofrece
una traducción fiel al material original y gran calidad de imagen. Además, nos
permite hacer zoom y examinar los característicos paneles a dos páginas llenos
de detalles. Existe además una versión coloreada del manga, que es muy
disfrutable, pero sólo salió en japonés y creo que también en inglés, aunque
existen versiones no oficiales traducidas por la comunidad. Si lo queréis disfrutar en físico, Planeta lleva tiempo publicando y va más actualizado y Panini está sacando una nueva edición que compila varios volúmenes en volúmenes más grandes. Este formato,
además tiene dos ventajas: las minihistorias de portada y los SBS.
Las primeras se tratan de historias que están ocurriendo al
mismo tiempo en otro lugar y a otros personajes. Se muestran en forma de
portada de capítulo y nos permite conocer qué ha ocurrido con aquellos
personajes que el grupo ha dejado atrás. Estos episodios no siempre son
adaptados al anime y muchas veces presentan personajes o tienen sus arcos que
luego influyen en la trama principal. Por otro lado, los SBS, son preguntas que
la comunidad hace a Oda y que se publican junto a los volúmenes del manga.
Muchas veces, las respuestas son pequeñas bromas del autor, pero muchas otras
responde con información adicional que, aunque no es trivial para entender la
trama, sí que enriquece el mundo y los personajes.
Si lo tuyo no es leer, no recomiendo el anime oficial a
menos que tengas mucho tiempo y mucha paciencia por delante. En su lugar,
recomiendo el proyecto comunitario One Pace, un macro proyecto online que se ha
dedicado a reeditar los tediosos capítulos de Toei para intentar ofrecer una
adaptación mucho más cercana al buen ritmo del manga. El proyecto aún está en
progreso, pero en su propia web te hacen una guía de los capítulos adaptados,
lo que queda por adaptar y en qué idiomas está subtitulado. Ésa es la otra mala
noticia, esta adaptación está en japonés subtitulado, principalmente en inglés,
ya que el proyecto era originalmente angloparlante. Por suerte, en él participa
gente de todas las culturas e idiomas y, poco a poco, empieza a haber
traducciones de los subtítulos en español. Este proyecto hace del anime una
experiencia fluida y disfrutable.
Lo que me lleva a la última opción y es esperar a la
adaptación live action de Netflix, la cual se estrena el próximo 31 de agosto y
ha contado con la supervisión de Oda para que se respete el material original.
Aun así, ya se han confirmado ciertos cambios que son radicalmente diferentes
del manga, pero no deja de ser la opción más accesible al mundo de Eichiro Oda.
En todo caso, yo recomendaría ver la parte de East Blue primero a través de One
Pace o incluso en castellano en el anime original si sois capaces de encontrarlo.
Bienvenid@, nakama
Esto ha sido una “pequeña” introducción a una de las que considero de las mejores historias jamás contadas, debido a esa mezcla perfecta entre aventura, misterio, comedia y drama. Un viaje al que me subí a bordo en el 2008, que me ha acompañado casi la mitad de mi vida y que significa mucho para mí. Un viaje realmente especial que creo que es capaz de emocionar y en el que merece la pena invertir el esfuerzo. Espero haberos animado al menos a ver la adaptación live action de Netflix, la cual intentaré hacer un análisis para cuando salga. Nos vemos en los mares.
Para terminar y a modo de epílogo, dejo por aquí un par de vídeos si os habéis quedado con ganas de más y sabéis inglés.
El primero es una introducción a One Piece algo más condensada y que explica bastante bien el mundo, dejando un impresionante resumen en 1 minuto de la obra al final y que me inspiró a hacer este post:
En el segundo vídeo se habla sobre el desastre que fue la adaptación al anime del arco de Dresrossa y por qué hizo que muchos dejáramos de ver One Piece en aquel momento. Habla sobre Toei y cómo llegó a tal extremo de alargar los capítulos. Un documental muy currado y muy interesante:
Me surge una duda al leer el post. Siendo tantísimo capítulos y habiendo hecho crecer el misterio a cerca de lo que puede ser el One Pice, ¿no temes que el día que por fin se desvele todo el misterio pueda llegar a ser decepcionante tal y como pasó con la mencionada "Lost"?
Vista la serie de Netflix diré que de primeras no me dio más porque la vi muy infantil. Luego siguió siendo igual de infantil pero me fue dando progresivamente igual porque le vas cogiendo cariño a los personajes.
Tienes que ver toda la serie con esas gafas que llevas de serie cuando eres pequeño y que a veces se pierden por el camino cuando te haces mayor de "vale, esto es así porque sí" o "¿por qué no va a poder ser que...(rellenar con cualquier locura)?", pero, si consigues agarrarlas con fuerza, puedes disfrutar de la serie como una pirata-no pirata, jajaja.
Me surge una duda al leer el post. Siendo tantísimo capítulos y habiendo hecho crecer el misterio a cerca de lo que puede ser el One Pice, ¿no temes que el día que por fin se desvele todo el misterio pueda llegar a ser decepcionante tal y como pasó con la mencionada "Lost"?
ResponderEliminarVista la serie de Netflix diré que de primeras no me dio más porque la vi muy infantil. Luego siguió siendo igual de infantil pero me fue dando progresivamente igual porque le vas cogiendo cariño a los personajes.
ResponderEliminarTienes que ver toda la serie con esas gafas que llevas de serie cuando eres pequeño y que a veces se pierden por el camino cuando te haces mayor de "vale, esto es así porque sí" o "¿por qué no va a poder ser que...(rellenar con cualquier locura)?", pero, si consigues agarrarlas con fuerza, puedes disfrutar de la serie como una pirata-no pirata, jajaja.