Good omens (temporada 2)

 

Sentimientos agridulces surgen en mi pequeño corazón una vez vista la segunda temporada de Good omens y aquí me hayo, en contra de mi propia norma, escribiendo una reseña ambigua y no del todo positiva por la pura necesidad de desahogar.

Aunque sigue siendo un auténtico lujo para los sentidos disfrutar en cada escena juntos de Crowley y Azirafel, de David Tennant y Michael Sheen, de lo uno y de lo otro, creo que esta segunda temporada se resiente mucho de la falta de ese toque mágico de Terry Pratchett al igual que de no poder seguir el hilo de una historia ya escrita como sí fue el caso de la primera temporada.

Diría que la trama es sencilla pero no lo es. Es todo tan difuso que cuesta explicar de qué va esta temporada. En principio el arcángel supremo Gabriel, desnudo y amnésico perdido, acude a Azirafel en busca de ayuda por un tema terrible del que no recuerda nada mientras ángeles y demonios le buscan por doquier para darle caza. Por su parte, Azirafel le pide ayuda a Crowley en esta labor mientras tratan de averiguar juntos qué es esa cosa tan terrible de la que está huyendo Gabriel.

Como he dicho anteriormente, la serie se vuelve mucho más seria, dejando el humor como algo que pasa de puntillas sobre la historia. Lo que acudía a mi mientras la vería por algún motivo era un Stephen King tratando de contar chistes en el Club de la comedia: lo intenta, a ratos hasta consigue sacarte una sonrisa, pero el regusto final es triste y amargo. Digo esto porque si algo caracteriza a Buenos presagios es su gran sentido del humor y acidez. 

Los homenajes, las referencias y esa manera de hacerte pensar como una arma de doble filo, demostrándote que no todo es blanco o negro, sino que a veces también tenemos toda una gama de grises oscuros o grises claros según tú forma de ver el mundo, es otro de los puntos fuertes de esta serie que, a mi especialmente, me encanta.

Sin embargo, para seguir dando una cal y otra de arena, me parece que algunos puntos de especial relevancia de la serie, los personajes abandonan su personalidad original, su esencia, lo que les hace ser lo que son y lo que llevan siendo 6.000 años en pos de darle dramatismo a la serie. Admito que lo han conseguido, han metido drama pero creo que nunca se debería de sacrificar al personaje en el proceso de creación de una trama si quieres que esa trama siga siendo firme y creíble incluso en un mundo fantástico.

Y ahora, pese a todo esto y muchas cosas más que no diré por no caer en el spoilers diré que, pese a todo, siento curiosidad por saber qué pasará en la tercera temporada y es que, al fin y al cabo, soy humana.



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