Yellowstone


¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para defender tu forma de vida, tu hogar, tu futuro, tu legado? ¿Qué estás dispuesto a hacer para proteger a tu familia, tus tierras, tu ganado? ¿Estás dispuesto a sacrificarte por ellos, a darlo todo sin importarte los riesgos? ¿Hasta dónde estás dispuesto a implicarte? ¿Darás un paso adelante? ¿Tomarás la iniciativa? ¿Eres merecedor de la marca, del hierro o iremos directos a la estación de tren, tu última parada? ¿Te has ganado ese distintivo que te hace pertenecer al rancho, al clan familiar, por el que lo darás todo y te desvivirás sin importarte las consecuencias, a cambio de un hogar para toda tu vida, la pertenencia a un lugar que te cuida a la vez que te pide grandes sacrificios?

Yellowstone es todo eso y más. Es una oda a la vida. Una historia de violencia. La ley del más fuerte. Una refriega de lobos al acecho entre ovejas. Una historia de lucha encarnizada por la preservación de un modo de vida ancestral, frente a la codicia, la destrucción del medio ambiente por el dinero, por un falso progreso que sólo es para unos pocos, los de siempre, los que manejan el poder y todo lo corrompen por el interés, por lucrarse.


La familia Dutton y sus vaqueros están dispuestos a ello. Más de 180 años de tradición y lucha les avalan. El patriarca, John Dutton, no está dispuesto a ser el último de su estirpe, a que su rancho y sus tierras desaparezcan bajo su regiduría. Su familia lleva años luchando por ello. No será él quien las pierda. No se las va a dejar arrebatar tan fácilmente. La vida no lo pone fácil, pero no se dejará pisar, no sin antes luchar a muerte, con todo lo que esté a su alcance. Sus hijos están de su lado, dispuestos a plantar batalla con él, codo con codo, aplicando cada uno sus mejores artes.

Yellowstone es a su vez una oda a la naturaleza, a vivir en comunión con el medio, tomando lo justo y necesario de él, sin avaricia, cuidándolo para que perdure. Es un canto a lo rural frente a la invasión de la ciudad. Ese falso progreso que todo lo cubre de hormigón. Una lucha contra la especulación y la codicia.

Lo tiene todo, grandes tragedias, historias conmovedoras, tiroteos, muerte y destrucción, a la vez que grandes historias de amor, y giros inesperados. Es una historia de excesos. Es el arte de la guerra. Te hace reír, te hace llorar, quieres salir a luchar con los Dutton y te emocionas con ellos, con sus victorias, con sus pérdidas, con sus derrotas.

Me encanta la locura y la ternura de Beth Dutton. Ese torbellino de ira sin compasión, torturada por su pasado, por aquel accidente que marcó su infancia, y que la hace actuar como si ya nada tuviese que perder. Al final siempre se sale con la suya. Tiemblen sus adversarios. Su lugar en la vida, aunque le cueste reconocerlo, está junto al carismático Rip, el Mayoral, uno de los tantos huérfanos acogidos en el rancho, y que han crecido en él. Persona de confianza. Brazo ejecutor, fiel e implacable.

Las 5 temporadas me supieron a poco. Kevin Costner está pletórico en su papel de cabeza de familia. No tardaré en ver las precuelas: 1883 y 1923. De hecho di con esta serie de casualidad, cuando vi anunciada 1883. Leyendo sobre ella vi que era una derivada de Yellowstone. ¡Veremos si están a su altura! ¡El listón está alto!

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