30 monedas

 No es ningún secreto que soy una enamorada de Alex de la Iglesia. Desde que este hombre llegó a mi vida lleno con sus películas un vacío que no sabía que tenía en mi alma. Alma envejecida felizmente con películas de una época que no me corresponde. Alma ávida de ese terror pulp tan de los 80 que a menudo mezcla lo genial con el horror más horrible muchas veces en más de un sentido. Y es que la línea que separa en este género lo sublime de la mierda más atroz es bastante fina. 

Como iba diciendo, todo lo que he visto de Alex de la Iglesia hasta la fecha me ha gustado, me he gustado mucho o me ha encantado. Y 30 monedas no iba a ser una excepción. Estoy acostumbrada y encantada a ese estilo tan suyo en el que se mezcla el terror y el humor, lo cotidiano y lo sobrenatural, a esos giros que te suele hacer hacia el final de la película que te dejan con el culo torcido... ¡Y por favor, quiero más de estar mierda!

Hay una cosa muy tonta y que sin embargo me gusta mucho de sus películas y es que suelen contar más o menos con el mismo elenco. Esto te permite dos cosas: ver a la misma gente interpretando papeles distintos, brindándote la posibilidad de ver un registro más amplio de ellos y, por otra parte, ir encariñándote de ellos, hasta tener la falsa sensación de considerarlos uno más de la familia. A mi esto me pasa con Pepón Nieto sin ir más lejos.

30 monedas se desarrolla en una España rural, en un pequeño pueblo medieval de Castilla llamado Pedraza, en el que todo transcurre con monótona normalidad hasta la llegada del nuevo cura, Manuel Vergara (Eduard Fernández)... Toda la historia girará en torno a las 30 monedas de plata que recibió Judas al traicionar a Jesús y el tremendo poder de maldad que en ellas habita. Vergara, en compañía de la veterinaria del pueblo Elena (Megan Montaner) y del alcalde Paco (Miguel Ángel Silvestre) se enfrentará a numerosos desafíos físicos y espirituales, convirtiendo la lucha contra el Mal en una maratón emocional de la que sólo pueden sobrevivir los más fuertes. 

También quiero mencionar que en 30 monedas vemos un Alex más comercial, más del siglo XXI por así decirlo, un Alex que se ha dado cuenta de que el salseo vende y cómo vende. Hasta ahora, las "historias de amor" de la Iglesia eran poco más que anecdóticas pero no aquí. De la Iglesia se estrena en el salseo no con el típico ir y venir de una proto-pareja, ni siquiera con el sobado triángulo amoroso, no. Si lo hacemos vamos a hacerlo bien: ponme ahí un pentágono amoroso. Esto le da cierto plus a la serie sin corromper la esencia original de Alex de la Iglesia ni perder de vista la trama principal.

En cuanto al tema monstruos. Hay algo que te hace pensar automáticamente en La cosa de John Carpenter y es tanto el diseño como el estilo con el que parece que están hechos (no me he parado a investigar), así más caseros, más de bajo presupuesto, más de los 80. Mucha gente me insistió en el tema monstruos pero a mi no es lo que más me ha llamado la atención. Están ahí y ya está. No son lo más importante, no me han impresionado especialmente y hasta se podrían suprimir sin que ello repercutiera en la historia.

Y si necesitáis más motivos para verla aquí os dejo una imagen del protagonista, el padre Manuel Vergara, cura de día, boxeador ex-convicto de noche. Si sus dos bíceps como dos melones no son motivo suficiente para ver 30 monedas yo de verdad es que ya no sé qué lo será.



Comentarios

  1. En mi opinión, lo que le pasa a Álex de la Iglesia es que es tan bizarro y tan excesivo que o te encanta o lo odias, no hay término medio. Ahora, para contradecirme a mi mismo, diré que la serie me ha parecido entretenida, está bien a secas, mezcla capítulos con muy buenas ideas (los dos primeros, los flashbacks, el Vaticano...) con otros algo más flojos y tiene una flipada final muy propia de él (véase Las Brujas de Zugarramurdi). Me declaro también muy fan del mazadísimo padre Vergara y su arsenal de armas.

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    1. Yo lo que no sé es qué piensan contar en la próxima temporada. Para mi ha quedado bastante bien así a falta de aclarar un par de detalles que me puedo componer yo sola si se diera el caso.

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  2. Las cosas si se hacen se hacen bien, como has dicho,¿ triángulos? nah, pentagono amoroso XD ¿cura cachas? Cura legionario con biceps como melones...

    Y asi con las cosas llevadas hasta donde se podían llevar, un poco excesivas, un poco bizarras, con su aquel cómico sin escasos y su buena dosis de misticismo llevado por donde hacía falta, Alex de la Iglesia nos ha dejado una pequeña joya.

    Como has dicho, no se a donde nos va a llevar la segunda temporada, pero espero con ganas a que llegue para disfrutarla otro tanto como esta.

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