Viaje con Clara por Alemania


Debo empezar admitiendo que aun no lo he terminado, cometí el error de comprar una edición de bolsillo y su minúscula letra me está matando, la edad... Pero este libro de Fernando Aramburu, autor de Patria, Los peces de la amargura y Autoretrato sin mí, entre muchos otros, me está gustando tanto que no he podido esperar a terminarlo. ¡Qué  caray! ¡Ahora tengo el tiempo de escribir y hay que aprovechar! Además creo que no hace falta esperar, pues a poco que siga en esta línea tengo diversión asegurada para un buen rato.

El argumento es muy sencillo. Clara, una profesora con ínfulas de escritora, cansada de dar clases y soportar la tiranía de sus alumnos, se toma un año sabático para escribir un libro de viajes por el norte de Alemania. Le acompaña su marido, del cual no sabemos el nombre sólo el apodo con el que ella le nombra, y que según sea usado de forma cariñosa o con cierto enfado o desdén, puede ser alguna de estas dos variantes: Ratoncito o Ratón.

Los dos han llegado al siguiente acuerdo: ella se concentra en su libro, en escribir, buscar información y tomar notas de los distintos sitios que visitan, y él le ayuda en todo lo demás, le hace de chófer, se ocupa de las tareas domésticas, le hace de pinche con el trabajo de campo, yendo a sacar fotos a sitios donde ella no tiene tiempo o fuerzas de ir, y se encarga de buscar informaciones varias en la biblioteca.

Ya en las primeras páginas del libro descubrimos que no estamos leyendo el libro de ella, sino la crónica o diario de viaje que va escribiendo él en sus ratos libres. Y es la guasa e ironía con la que cuenta su día a día, sin ser él escritor, contándonos todas las peripecias del viaje, los problemas con los que topan, las jaquecas de ella, los eternos miedos a la pagina en blanco o al fracaso, las trampas que hace simulando haber visitado sitios a los que sólo fue él a sacar fotos, lo que hace tan divertida la historia. El viaje está organizado al más puro estilo germánico de ella, pero él le da su toque hispánico, añadiendole ciertas dosis de caos, siempre necesario en cualquier viaje de descubrimiento. Él está de vacaciones, y se dedica a disfrutar del día a día y los placeres que le dan los distintos sitios que visitan, casi siempre gastronómicos, y nosotros disfrutamos con él, mientras Clara se esfuerza en la escritura.

Novela muy fresca, divertida, a la vez que tierna, y que no dejará indiferente a nadie.

¡Cuando la termine os lo confirmo!

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