La cabaña en el bosque

He pensado muchas veces en escribir acerca de esta pelicular, una joyita, sin duda, dentro de su genero. Sin embargo, no he sabido muy bien como explicaros el maremágnum de sensaciones, esa maravillosa primera vez delante de la pantalla viendo...


Hasta que un día recordé, hace unos años destripe, en tiempo real, esta película. Al empezar a verla me encantó hasta tal punto que abrí el correo y empecé a escribir, en tiempo real, mis sensaciones y reacciones.

Y es que la película lo tiene todo para ser genial. A Cris Hemsworth antes de ser Thor, todos los elementos del género de terror, juntos y bien revueltos, dispuestos de tal forma que bailan con los giros de la trama y te arrastran hasta ese lugar feliz de los amantes del género. Si tuviese que describir el espacio mental que he dedicado a La cabaña en el bosque, diría que es una habitación llena de posters de monstruos y figuritas de coleccionista, con un espacio especial dedicado a la magnífica Sigourney Weaver, cual templo pagano a la reina del género y ejecutora del octavo pasajero.

Sin más dilación, pasemos a esa reacción en tiempo real, rescatada del gran baúl de los recuerdos que es Google. Disculpas de antemano si hay alguna falta de continuidad en el texto, fue la emoción del momento. He intentado traducir aquellas impresiones, redactadas a las tantas de la mañana, con dos cafés de más, a algo más comprensible pero sin perder aquel espíritu alocado que me poseyó entonces.

Por cierto, si aún no la habéis visto, es el momento de guardar este post en favoritos y buscarla. La voy a destripar de principio a fin como si fuese una rubia gritona en bikini en una slasher ochentero. ¡Allá vamos!


¡Me he puesto a ver la cabaña en el bosque y es la ostia!

No hay buena sesión de terror sin alguno de estos: a) científicos locos, b) adolescentes de vacaciones, c) fanáticos religiosos. Damos fuerza a la ruleta, lanzamos la bolita y... gira gira gira... gira gira gira... ¡¡¡Señoras y señores hay trío!!!

Media docena de adolescentes universitarios, aparentemente despiertos e inteligentes, quedan para pasar unos días en la cabaña del primo de uno de ellos, del que hasta hace poco no sabía nada (si no fuese un grupo de chicos listos con buenas notas, o eso dicen ser, marcaría el primer cliché de la lista). Resulta que la susodicha cabaña es una casucha que, inmediatamente, recuerda a Evil dead.


En mitad del bosque, a unos 30 km de cualquier atisbo de civilización y de alguna forma o manera, con una tropa de científicos y técnicos . Departamentos y departamentos, controlando todo con cámaras y grandes tableros de mandos, desde una base subterránea que en algún sitio tendrá el equipo de mantenimiento de Cube, todo con una deliciosa pinta de experimento demente.

Y he aquí el tercer punto del trío de clichés, entre vistazo a los monitores y quejas a tal o cual departamento que no hace bien si trabajo, los cientificastros estos se ponen "casi" a rezar... Ponme enaguas y llámame Eulalia, si tengo idea de a quien.

Siguiendo con la costumbre de todo bien grupo de técnicos voyeur, empiezan a tocar botoncito tras botoncito para manejar a nuestro grupo de bienintencionados adolescentes (pobres, solo querían beber y follar). Que si un gas atontador o un espray de feromonas por aquí o por allá, que si convertir el espejo de la habitación en las chicas en una ventana espía para los chicos (no están mal las vistas).


Hasta aquí todo genial, borrachos sin beber, colocados sin fumar, cachondos perdidos, una juerga como está mandado, y baratita. Pero a nuestros queridos científicos (se les coge cariño) no les basta con esto y tienen que abrirles la puerta del sótano, que resulta estar hasta arriba de muñecas, cruces, libros... trastos siniestros en general (¡Otro cliché!, de libro, sótano siniestro en cabaña de madera).


Los chavales empiezan a fisgonear (¿no lo harías tu?) Y toquetear todo hasta que, por alguna razón la chiquilla de turno lee un pasaje de uno de los libros. Los científicos y técnicos están ¿apostando?


Se cierran las apuestas, señoras y señores, tenemos zombis, y cuatro podridos salen del suelo en el bosque. A su debido tiempo, empiezan a atacar al grupo, Adivina adivinanza, ¿¿quien muere primero?? la rubia claro, mientras retoza en el bosque con su maromo viril y fornicioso, con musgo entre las nalgas y una perversa nube de feromonas, con las que los mirones cientificastros han estado rociando la parcela, en los pulmones.

Muere uno, muere otro, estos universitarios, con que poco se asustan. Huyen.... el fumado (si, también tenemos un colega fumado, con una pinta de Shaggy muy poco disimulada) descubre las cámaras. "Colega, esto es un puto reality show y estoy fumadisimo, mi viejo me va a matar" pero lo pilla un zombi y.... desaparece. Una lastima, me caía bien.

Ahora es cuando empiezan las carreras obligatorias, huidas inútiles frente a los podridos que les persiguen, pero en ello descubren que tienen un coche a mano e intentan huir. Cómo no, el equipo técnico está en ello y detonan la carretera para evitarlo. Da lo mismo, sigue habiendo posibilidades, de algún lugar desconocido sale una moto. Que me jodan, no había visto una moto en media peli y ahora hay una, esto es más raro que las bragas del fornicio al aire libre hace un cuarto de hora, que aparecían y desaparecían de plano en plano. Perdón, que me despisto, vamos con la moto. Intentona de escape número 2, salto de barranco con vehículo a dos ruedas y.... ¡Piñazo padre contra muro de energía! (de gratis...) Carrera en coche en dirección contraria y se impone (ya era hora) muerte en el lago.

¡O no! Colega al rescate. Cómo sigue vivo es un problema que atañe a otros. Queremos a nuestro héroe con su termo-pipa de agua de combate, listo para salvar el día y a la chica.


Daremos por sentado el que se hayan dado cuenta de que hay alguien moviendo los hilos. Se suponía que estos eran adolescentes bebedores, forniciosos, yankees y, aún así, listos y con sus matrículas de honor. De vuelta a la cabaña entran en un ascensor oculto, apropiadamente descubierto fuera de cámara por nuestro querido campeón fumeta. Bajan hasta donde sea que lleve, que resulta ser una sala repletita celdas de monstruos. Aquí hay mas variedad que en la tómbola de las ferias, desde el hombre lobo a un mal plagio de pinnhead, con su caja puzzle y todo (esa cosa estaba antes en el sótano, lo vi, así que voy a suponer que el señor tiene cariño a su peculiar configuración del lamento y se la han devuelto para que no sufra) o una niña con cara de lamprea.


Una cosa lleva a otra, un botón hace tal o cual y, finalmente, se lía parda. Si hasta ahora había media docena de sureños endogámicos zombis … Pues eso, salen todos y se lía parda.


Con todos los monstruos libres, la base es un caos. El equipo de seguridad no puede hacer nada, mueren como muñecas de trapo. Durante unos minutos de exceso y vicio dignos de una noche loca entre Alex de la Iglesia y Tarantino, la película es una orgía de sangre y trocitos de carne.

No voy a desvelar el final. Aunque a estas alturas casi seria mejor, por que solo queda saber el por qué de todo este asunto y el cigarrito del final.


La historia, en conjunto es una gozada. Aunque pilla todos los clichés posibles, escapa de casi todos por la tangente en cuanto tiene una oportunidad. Los monstruos están más logrados que en muchas películas que solo tienen un tipo de criatura, el listado es cojonudamente amplio, y la risa está asegurada.

Antes de que se me olvide comentarlo, mantiene el cliché más importante del genero. no lo olvidemos nunca pues es imprescindible. ¡¡Adolescentes semidesnudos y un lago!!.

Así que, si no me habéis hecho caso al principio, que os sirva ese último argumento para ir a verla.

Comentarios

  1. La vimos hace muchos años y tan sólo recuerdo lo muchísimo que me encantó y lo mucho que me reí. Altamente recomendable.

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