Irati
Bienvenidos todos al Pirineo del siglo VIII, un paisaje de montes y valles primigenios en donde los viejos mitos aun viven, resistiendo al invasor cultural como buenamente pueden. Los Ximeno, señores visigodos del valle, están rodeados por enemigos, Francos al norte, belicosos e invasores, musulmanes al sur, que extienden su poder político mediante matrimonios de conveniencia, y en el mismo valle, los Belasko, una familia rival que busca tomar el puesto de domine.
Dicho todo esto, no es una película histórica.
Los que me conocen ya saben que me gusta escapar a mundos de fantasía. Qué mejor que huir del mundo a reinos de capa y espada, de magia ancestral y acero, y hay pocas versiones mejores que una buena épica pseudohistorica, con sus raíces de árbol viejo ancladas en el más antiguo de los pasados. Hay quien dijo, alguna de estas críticas que aparecen por internet, "el señor de los anillos español", no me lo parece. No es una gran historia épica salvando un reino apacible del fin del mundo, el destino del hombre, etc, etc, etc... Irati es algo más simple y al mismo tiempo tremendamente complicado.
Estarás pensando, querido lector, "Miguel, deja de dar vueltas y cuenta algo". Pues os diré de que trata esta película: la naturaleza del mito.
El elemento central de la pelicula es el paso de las viejas historias, escritas con sangre en las rocas y el viento, recordadas desde hace tanto tiempo que ya han perdido su origen, a un nuevo contexto dominado por el cristianismo. Los asturianos del blog tendrán presente la historia de Covadonga, donde el buen Pelayo, con ayuda de la virgen, se defendió de los musulmanes con ayuda de una tremenda tormenta. Irati empieza con una gran granizada, pero propiciada por la magia primigenia en lugar de por la virgen, y pagada con sangre dada al fuego primigenio. Este espíritu, Mari, la madre de los monstruos que vive bajo la montaña, hecha de fuego, es vista en su última instancia como una aparición mariana.
Desde esta gran tormenta de granizo y pedrisco, que asalta a los francos al inicio de la película, van entretejiendose elementos mágicos e históricos formando un tapiz mitológico más intrincado y profundo de lo que pueda parecer. Árboles y rocas que sangran, atados al suelo con cruces cristianas, enormes seres de roca ocultos en los relieves de roca de las profundidades, revelados por el bailar del fuego en las antorchas, mujeres mágicas de las fuentes y los ríos, son elementos comunes en los cuentos del norte de la península Ibérica.
¿Acaso no podría haberse escrito la misma película en Picos de Europa en lugar del Pirineo? Yo diría que si, el tema es común, las viejas historias dan paso a las nuevas, los mitos ancestrales se visten de oropel y acaban mezclándose con la misa, o están condenados a desaparecer y unirse a los dioses, aún más viejos que ellos, en el gran olvido. Mari acaba la película tomando este camino hacia un más allá desconocido en donde se unirá con Lugh, Cernunos, Wotan, Zeus, Cronos, el Padre Celeste, y dioses aún más antiguos para los que ya no hay nombre.
Solo quedará el recuerdo en unos pocos cuentos, como dice la hermosa Irati a Eneko, como una despedida y una promesa, "Olvida mi nombre y no lo pronuncies mientras seas señor del valle". Es decir. Mientras estés obligado por tu cargo a ser cristiano, a adorar la cruz y negarme a mi y a los míos, vive en tu mundo. Pero cuando todo esto acabe, cuando ya no debas tu corona a una iglesia que nos han impuesto a ti y a mi, a esta tierra, vuelve y llámame.
Personalmente, me gusta esta dicotomía que aparece justo al final de la película. Los poderosos, obligados por su puesto, viven en un mundo en el que la fe es una herramienta, la misma madre de Eneko está casada con un noble musulmán y ha adoptado sus costumbres y fe. Por su parte el pueblo está atrapado entre la tradición y la obligación a sus señores (los sacerdotes y los dómines). Y los cuentos, las historias antiguas que dan vida a los señores del bosque, a los gigantes y los espíritus, viven en la superstición de los hombres humildes.
Y con esto os dejo y recomiendo, si como yo disfrutáis de estas historias, aún más viejas que el hierro y el bronce, que olvidéis todo lo anterior y vayáis a verla. Volved al final, cuando ya solo os quede el nombre, a leer estas líneas, recordar los viejos cuentos, y hacer que los gigantes caminen entre las peñas y los espíritus den forma al viento.
Olvidad, solo durante el tiempo imprescindible para disfrutar la película, y no todos al tiempo. Dejad aparte el conocimiento de que la madre de fuego vive bajo la montaña, que los cíclopes, que aquí llamamos y tememos como ojancanos, sigen siendo reyes en la montaña, y las hadas, las xanas, las meigas y las lámias sigan guardando los manantiales.
Y luego volved al monte, al bosque, a las peñas y las cavernas, donde las llamas dan vida a las sombras y hacen caminar a los duendes.
Pues ya la veré Miguel, aunque debo admitir, que verla anunciada todos los fines de semana en el programa de cocina de Arguiñano, me tiraba un poco para atrás. Y no por Arguiñano, sino por pensé que era una superproducción de la cadena en la que tanto la anunciaban. Le daré una oportunidad.
ResponderEliminarEspero tus impresiones cuando la veas 😁
EliminarUna película rica rica, con fundamento, jaja la tele del Ñam Ñam. Con perejil!
EliminarYa te diré !
Visita! Me gustó.
ResponderEliminarMiguel, termino de ver en el twiter que sale Arguiñano en la peli, y que es uno de los productores!!
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