Veneciafrenia

¿Por dónde empezar? Veneciafrenia no es la típica película o serie a las que nos tiene acostumbrado Alex de la Iglesia. En esta ocasión encontramos, sin abandonar esa estética bizarra y esperpéntica tan propia de él, a un Alex mucho más comedido a la hora de contar una historia sencilla, sin pretensiones a la par que interesante, porque realmente una cosa no quita la otra. 

En mi opinión creo que está película puede dividir a los espectadores en tres grupos principalmente:

  • A los fans absolutos del exceso, del desvarío, de esa traca final, del suflé flameado con tocinillo de cielo que es casi el sello obligatorio de todo lo que las manos del cineasta vasco toca, esos fans digo puede que vean sus sueños y esperanzas un poco desinfladas aunque hay determinadas escenas que no les decepcionarán (particularmente la fiesta en la discoteca privada me encantó y la disfrute como si yo misma estuviera invitada a ella). 
  • A las personas que no les disgustaban las películas de Alex de la Iglesia pero que sin embargo les sacaba de la historia precisamente ese exceso, seguramente encuentren en esta película un punto de comunión y consenso con el director. 
  • Y por último, las personas que no sabiendo nada de la Iglesia y sus anteriores obras hayan ido al cine en busca de una película de terror al uso seguramente se sientan decepcionadas pero es que el estilo de terror de Alex es muy personal y no tira para nada de los grandes y recurrentes tópicos del cine de terror americano por poner un ejemplo. 

Veneciafrenia  es, sin duda alguna, un gran y genial "y si...". Alex de la Iglesia ha destilado miedos modernos, nuestras neuras como personas y sociedad civilizada, y nos los ha puesto bien claros delante de la nariz, para que los veamos bien, los olamos bien y no tengamos duda de que nos está contando.

El esperpento retrata la sociedad con espejos cóncavos y convexos que, pese a lo que pueda parecer a primera vista, nos enseñan una cara más real de la sociedad actual. ¿Qué veréis si miráis fijamente en la pantalla? No temáis spoilers, la película no disimula lo más mínimo. 

Puede que ese reflejo nos diga que nos perdemos en un mundo falso, en el que no sabemos diferenciar la realidad de la ficción, en el que todo vale con tal de disfrutar, incluso cegarse voluntariamente a la cruda realidad.

Puede que tengamos que recapacitar acerca de que significa realmente proteger nuestro hogar y nuestro modo de vida, o si hace siquiera falta hacerlo. ¿Están acaso reñidos la tradición y el turismo?

O puede que, en realidad, la pregunta sea más personal que todo esto. ¿Qué hago con mi vida? ¿Cómo he llegado aquí? ¿Quería realmente esto?

O... en cuarto lugar, igual ninguna de estas opciones os cuadra y simplemente habéis pasado un rato genial con una película que puede no ser como esperabais, pero que dejará muy buen sabor de boca.


Amanda Antonio Vigil y Miguel Herrera Durán

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