Manhunt: The Night Stalker

Escribir en este blog tiene sus cosas buenas, te obliga a investigar e informarte un poco antes de empezar a soltar sandeces. Me explico. El caso es que empecé a ver esta serie pensando que era una segunda entrega de la saga policíaca basada en hechos reales Manhunt, véase Manhunt: unabomber. Me extrañó que la anterior entrega fuera de producción Norteamericana y tuviese de protagonistas al FBI, y la presente fuera de producción Británica y se centrara en la policía de Londres, pero bueno hasta ahí llegó mi intriga en ese momento y me puse a verla. Pensé, bueno son casos reales, irán buscando historias en distintos países. Pobre de mi, que inocente soy, ahora descubro que Manhunt: Unabomber (2017) ya tuvo su secuela en 2020 con Manhunt: Deadly Games, y la actual Manhunt: The Night Stalker (2021) es en realidad la secuela de la serie británica de 2019 titulada Manhunt, a secas. Total, que tengo deberes que hacer: dos series más que ver y posiblemente 2 posts más que escribir. No esta mal la cosa, la Jefa estará contenta!

Vamos al grano. The Night Stalker trata el caso de un acosador nocturno, asesino, violador y atracador de ancianos que tuvo aterrorizado el sureste de Londres durante más de 17 años, entre principios de los 90 y mediados de los 2000. El tipo tenía un modus operandi muy peculiar que hacían inconfundibles cada una de sus actuaciones, las cuales iban engrosando los expedientes sin que nunca surgiera una pista clara de la que tirar. Este patrón, la naturaleza de sus delitos, y que no tenía miedo de ir dejando su ADN en innumerables escenas de sus crímenes, permitió finalmente, cuando le atraparon, imputarle más de 100 delitos, entre ellas varias muertes directas e indirectas, consecuencia de sus actuaciones. Pero antes de eso, la operación Minstead, como se conocía este caso en la policía de Londres, estaba en punto muerto debido al volumen ingente de datos del caso y a la falta de una buena estrategia de análisis y búsqueda. No es hasta que encargan al inspector de policía Sutton, justo unos meses antes de su jubilación, que evalúe el punto en el que se encuentra la investigación y aporte una visión externa no viciada del caso, que no se produce su captura. 

Sutton choca al principio con los miembros del equipo de trabajo que le ven como un entrometido, alguien que pretende poner en tela de juicio el trabajo realizado durante todos estos años, pero poco a poco se va ganando su confianza al ayudarles a simplificar el problema y a centrarse en lo importante. Enseguida se da cuenta de que andan cegados por el ingente volumen del caso, y que el papeleo y la investigación de los nuevos asaltos, que no paran de producirse noche tras noche, no les deja tiempo para analizar con perspectiva y buscar posibles fallos del criminal. 

El detective Sutton, sabedor de que este es su último caso, su última oportunidad antes de la llegada de la nada producto de la jubilación, tomó las riendas, azuzó su instinto, marcó una estrategia de búsqueda simplificada, a la que apodó Mindsted Light, y en unas cuestión de semanas logró resolver un caso que llevaba atascado casi dos décadas.