Mi vida es la mar

 

Qué es mi vida, más que esta mar tormentosa. El rebramar de las olas el pulso de mi corazón. Agua salada mi sangre y salitre mi aliento.


 Cuál es mi camino, sino aquel que deambula entre las dunas y las borrascas.


 Mi vida no es nada sin la mar, la buena y mala, la caprichosa.

 

Siendo así, buscaré socorro en una sirena.


 Bien me hunda y ahogue. Será ella mi salvavidas o mi ancla. Me llevará a la costa soleada que despeje las brumas de mi espíritu o caeré a las oscuras profundidades en pos de una Atlantis que solo soñé.

 


Juro por todo lo que amo, por la mar azul y gris y negra. Si existe mi sirena moriré por ella.


 Moriré en sus brazos, si el destino así me quiere.


 Moriré en las rocas, aplastado por las olas tras agotar mi aliento llamándola, por ese nombre suyo que aún desconozco.

 

Moriré en la costa, suave arena mi último lecho, arrastrado hasta el por la marea, tras bregar contra las olas hasta que me fallen los brazos. Si no me rescata antes, si no me salva de mí mismo.




Y si así muero, que me encuentre, que me llore con un amor desmedido.

 

Pues mi vida es la mar, mi destino una sirena, y mis enemigos el tiempo y mi propia sombra.

 

Pues mi única esperanza es la propia esperanza.

 

Mi único solaz un sueño en el que vivo, hasta despertar o dormir eternamente.


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