Ochenta kilómetros por hora

 

La respuesta me azotó en la cara sin previo aviso. La respuesta a una pregunta que no me había hecho pero que sin embargo allí estaba.

Cabalgando en mi caballo de acero sobre el río negro bañado por el sol, mientras una batería en retropercusión martilleaba mi alma. Allí estaba la desoladora respuesta a la pregunta que nunca hice y no podía ignorarla por más tiempo, hacia varios kilómetros que rebotaba contra todos los recovecos de mi cerebro y sabía, sabía, que era cierto:

El noveno círculo del infierno era una autopista limitada a 80 km/h. Estaba segura de ello.




Imagen extraída de WallapaperTip. 

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