La muerte de cuatro patas



 PUM... PUM... PUM...

"La muerte camina a cuatro patas", piensas. Automáticamente intentas alejar todo lo posible ese pensamiento de ti. Pero no puedes, hace semanas que te está acechando. Se pega a ti, a cada recoveco de tu cerebro como algo tóxico y pegajoso.

"Como el alquitrán."

PUM... PUM... PUM...

Pequeños pasos, siempre de tres en tres, nunca ni uno más. Tres a la derecha, tres a la izquierda. Pausa. Tres a la derecha, tres a la izquierda. Pausa. Los oyes detrás de ti, como si te persiguieran muy lentamente, incluso cuando no hay nadie al otro lado de esa pared crees oírlos. 

PUM... PUM... PUM...

Siempre había sido un hombre grande, fuerte, de personalidad alegre y explosiva. Por eso te sorprendió la primera vez que le viste, pero no le reconociste. Aquel no podía ser él, simplemente no podía ser él. Vestía igual que él, se parecía a él y vivía en el mismo portal que él, es cierto, pero era imposible que aquellas dos personas fueran la misma. Tal vez un hermano pequeño que fuera una especie de réplica en miniatura del mayor.

PUM... PUM... PUM...

Pero al pasar a tu lado te saludó, igual de risueño que siempre, con ese característico "¡Hola guapa!" que te alegraba el día. Le notaste... ¿más cansado? Sí, cansado es la palabra, pero en su voz no traslucía tristeza y eso te hizo vacilar. Puede que ese instinto primitivo que te decía que algo no iba bien estuviera fallando, tal vez sólo se había puesto a dieta, a lo mejor....

PUM... PUM... PUM...

¿Qué sentiría? Nada bueno, de eso estabas segura, pero... La curiosidad siempre había sido algo muy presente en tu personalidad. En general te gustaba, la curiosidad empuja a la gente hacia delante, a seguir aprendiendo, a seguir viviendo. Pero otras veces, como ahora, la odiabas. En estas ocasiones te imaginabas a tu propia curiosidad como un gusano pequeño, blanco y gordo que te va comiendo por dentro, haciéndose camino a lo largo de tu espina dorsal hasta llegar a ese incómodo punto en la base de tu nuca. 

Inconscientemente te rascas el cuello.

PUM... PUM... PUM...

Creíste que no era para tanto, que podrías acostumbrarte a ese golpeteo incesante y entonces lo oíste...la voz. ¿Qué le había pasado en la voz? Aquella voz no podía ser humana, era imposible que lo fuera. Había perdido todo el calor, el sentimiento, la emoción. Era similar al sonido de la madera al quebrarse un árbol, al entrechocar de las rocas con el vaivén de las olas. Había perdido su humanidad para convertirse en otra cosa.

"Así habla la muerte."

PUM... PUM... PUM...

Te acostumbraste a ese pequeño pasear, a esa voz proveniente de las profundidades de la tierra, te hiciste un hueco en la dualidad de la incomodidad y la aceptación, creyendo que la cosa no podía ir a peor... pero de nuevo te equivocaste. Sí que podía, había algo mucho peor que el repicar del bastón en el suelo de madera y era el silencio. Un silencio aplastante y lleno de significado que te dejaba sin respiración. 

...  ...  ...

A menudo te sorprendías a ti misma aguzando el oído, intentando atravesar ese muro que os separaba, intentando averiguar qué estaría pasando al otro lado. Sólo podías imaginar, especular, intuir... y no te gustaba lo que veías. Lo qué darías por volver a oír esos tres golpes, por volver a oír esa voz metálica riéndose de algo, incluso discutiendo, daba igual, el caso es que hablara.

...  ...  ...

Cuando supiste de su enfermedad pensaste que sería una cosa rápida, cuestión de días, a lo sumo un mes. Eso decía tu experiencia en el tema al menos. Sin embargo, pasaron los meses y allí seguía, cada vez más delgado, pero seguía. Te alegraba haberte equivocado, te alegraba tanto que hiciste algo que nunca se debe hacer: albergar secretas esperanzas de que se recuperara. Error.

Comentarios

  1. Muy bonito y triste a la vez. Nunca hay esperanza...

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  2. No se qué tiene este ralato que, cada vez que lo leo (y lo leí muchas veces), me llega a lo más hondo. Me encanta.

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  3. Me parece un relato que te llega a lo más profundo de mi ser, creo que lo has hecho tan bien que me a encantado cómo lo has hecho.

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