Taboo


Debo empezar diciendo que me cabreó sumamente el final de esta serie, lo siento pero es así. Creía, seguramente por error o malinterpertación mía, estar viendo una miniserie de 8 episodios, con un claro final concluyendo la trama, pero no, al final todo queda igual o más abierto que al principio, les falto escribir un "Continuará..." con grandes letras corriendo por la pantalla. Y yo me quedé con un palmo de narices y cierta sensación de estafa, pues la historia inicial ya no daba para más, ¿para qué alargarla entonces innecesariamente?.

Dicho esto, debo reconocer que me encantó su ambiente oscuro, el trasfondo histórico de la trama y como se retrata el Londres portuario de principios del siglo XIX. Sobretodo los 3 o 4 primeros episodios me engancharon, por su ambiente lúgubre, su sobriedad, el vestuario de los personajes y la ambientación histórica. Todo transpira a mar y a grandes aventuras. Luego pierde cierta fuerza, quizá para mi gusto se abusa demasiado de lo sobrenatural, y se estiró demasiado el argumento, y por eso me defraudó al ver que al final no quedaba bien cerrada. Pero no por eso dejó de gustarme. También entiendo que a otra gente la pueda aborrecer. Según me han contado, el público de esta serie se divide entre los que la adoran y la odian. Yo tanto como adorarla, no la adoro, ¿me gustó?. Sí. ¿Te permite pasar un buen rato cargado de aventuras?. También. Pero estiraron tanto el chicle, que al final el protagonista, un hombre rudo curtido por la vida y en mil batallas, se convierte en un pupas, al que todo le sale bien, pero que es vapuleado por todo el mundo. Y el capítulo final no deja de ser un poco una parodia, donde el poder falla por inepto, lo cual, aunque a veces sea cierto, hace que todo pierda credibilidad.


El argumento es el siguiente, el hijo descarriado de un comerciante londinense, armador de barcos y comerciante de ultramar, vuelve a casa años después de haber sido dado por muerto en África. Corre el año 1814, y, después de más de 10 años desaparecido, James Keziah Delaney regresa a Londres tras la muerte de su padre, fallecido consumido por la locura y la soledad. James vuelve para reclamar sus derechos de herencia de una tierras remotas en Norteamérica, la isla y estrecho de Nutka. Tierras situadas en el confín del mundo y que en un principio parecen ser de ningún valor, pero que descubriremos que son la puerta del comercio entre Norteamérica y China, y del prospero negocio de intercambio de pieles por té. Estas tierras están en el actual Canadá, pero en esa época formaban parte de las regiones fronterizas entre Norteamérica y Canadà, y sobre ellas tenían intereses el Reino Unido, la Compañía de Indias Orientales y América del Norte.

Me gustó descubrir que parte de la historia aquí relatada tenía cierto trasfondo histórico real, aunque todo ocurrió unos años antes y los beligerantes eran otros. Es lo que tiene el cine y la historia, que cada uno cambia las cosas según sus intereses. En realidad la lucha por el dominio de estas tierras ocurrió entre 1780-1790 cuando los españoles tenían el control del comercio entre Asia y América.  Los españoles fueron los primeros en avistarlas en 1774, y rápidamente se dieron cuenta de su interés estratégico para el comercio con Oriente, pero también se dieron cuenta de ello otros, y en seguida empezaron las disputas con ingleses y americanos, perdiendo al final los españoles su control.

Gran papel el de Tom Hardy, estoy esperando ansioso el estreno de la serie Shackleton protagonizada por él y prevista para 2021.

Comentarios

  1. Yo me declaro en el bando de los haters. Me exasperaba lo lenta que era y lo profunda que se creía. Creo que me hice unas expectativas demasiado altas, vista como una serie de aventuras sin más pretensiones puede que no me hubiera parecido tan mala. Por otra parte, tengo que confesar que le estoy cogiendo manía a tom hardy y sus gruñiditos....

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    1. Ah, pues yo a Tom Hardy no le tenía ubicado, creía que no había visto nada suyo ,luego me di cuenta que si, y me gustó cómo lo hacía, jaja. Y sí, profundidad más bien poca... En eso te doy la razón.

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