Big bang theory
Empecé a ver esta serio, como muchas otras, por casualidad. Al principio, como con muchas otras, no me gustó. Las sitcom y las risas enlatadas me parecían ya cosas de otra época.
Al cabo de unos días ya no oía esas risas más que la mía propia. la casa de Sheldon y Leonard, el Cheesecake y la Universidad empezaron a formar parte de mi propio paisaje. En unos poco capítulos había adoptado a uno de los personajes como mi favorito (I 💙 Howard).
Es una serie que se ha ganado el cariño de unos y el odio de otros. A mi, personalmente, me encanta. A su manera chorras no sólo ha conseguido entretener a miles de personas en el mundo durante doce maravillosos años, sino que ha normalizado el peculiar mundo del friki medio haciéndolo más humano y, lo que es más importante, ha dado visibilidad a distintas ramas de la ciencia que no siempre tienen la relevancia que deberían en el mundo real como la física (ya sea la física teórica de Sheldon Cooper, la experimental de Leonard Hofstadter o la astrofísica de Rajesh Koothrappali), la biología (con la pequeña y explosiva microbióloga Bernadette Rostenkowski o la excéntrica Amy Farrah Fowler), la ingeniería (con el pervertido y genial ingeniero espacial y astronauta de Howard Wolowitz) o la vilipendiada geología (con el adorable gigante de Bert).
Después de más de una década de éxitos, el plató de Big bang theory baja el telón y con él se cierra una etapa de mi vida en la que los fines de semana comenzaban con frikadas varias, risas y ciencia ficción.
Nada es causal, la realidad supera la ficción y todos nlos vemos reflejados en esa serie. Sus historias son más reales que ficción, nos identificamos con cada uno de sus personaje. Los hecharemos de menos.
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