Una serie de catastróficas desdichas. T1-T3


Una serie de catastróficas desdichas está basada en la película homónima que, a su vez, está basada en una serie de libros escritos por Daniel Handler bajo el pseudónimo de Lemony Sicket, un narrador omnisciente y, a la vez, un personaje de la historia de los niños Baudelaire. Y digo que la serie está basada en la película porque el estilo, la caracterización de los personajes y el ritmo de narración es el mismo. 

Pese a poder parecer a un primer vistazo una serie para niños, no lo es. ¿Podría considerarse una serie juvenil? Sin duda. ¿Infantil? Ni hablar. El nombre de la serie ya es un spoiler en si mismo: Una serie de catastróficas desdichas. Y eso es lo que padecen una y otra vez los tres huérfanos Baudelaire.

La serie narra la vida de los tres hermanos Baudelaire, Violet, Klaus y Sunny, después de la repentina y sospechosa muerte de sus padres en un incendio que destruyó su hogar. El consejero financiero de sus padres, el Sr. Poe, deja los niños al cuidado el Conde Olaf, primo tercero, sobrino cuarto (o primo cuarto, sobrino tercero) de los padres de los niños Baudelaire. El Conde Olaf es el hombre más desagradable y malvado que haya existido nunca y su única motivación es hacerse con la fortuna Baudelaire. Para ello, el Conde Olaf no dudará en llevar a cabo todas las artimañas que su ingenio le permita, disfrazándose a menudo para estar cerca de los huérfanos. Sin embargo, los inteligentes niños desbarajustan todos sus planes no sin esfuerzo y padecimiento. 

La historia es innegablemente triste y Lemony Snicket no pierde la oportunidad de advertirnos una y otra vez las cosas terribles que van a suceder, recomendándonos que hagamos cosas más placenteras. De hecho, cada capítulo comienza con una dedicatoria del único amor de Lemony Snicket a Beatrice.

Aunque secundario, la participación de Lemony Snicket es un plus, un atrayente que hace la serie, si cabe, más atractiva y original con sus aclaraciones lingüísticas y ejemplos que, aunque a priori puedan parecer ridículos, siempre tienen un trasfondo reflexivo y algo triste. Por ejemplo:

Este libro, como en el diccionario, contiene la palabra "nervioso" que significa "preocupado por  algo".Podrías sentirte nervioso, por ejemplo, si te sirvieran helado de pasas como postre, porque te preocuparía que te supiese horrible. Mientras que la palabra "ansioso" que significa "consternado por una terrible preocupación", es lo que sentirías si te sirviesen un cocodrilo vivo como postre, porque estarías consternado por una terrible preocupación al no saber si podrías cometer tu postre antes de que él te comiera a ti. Pero contrario a este libro, el diccionario también contiene palabras que son mucho más agradables de contemplar. La palabra "burbuja" está en el diccionario, por ejemplo, al igual que la palabra "pavo real", la palabra "vacaciones"y las palabras "La" "ejecución" "del" "autor" "ha" "sido" "cancelada" las cuales forman un enunciado siempre agradable de escuchar. Así que si llegas a leer un diccionario y no este libro, podrías saltarte las partes sobre "nervioso" y "ansioso" y leer cosas que no te mantengan toda la noche despierto, llorando y tirándote de los pelos.

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