Otra noche más


Como otras tantas antes, Elisa estaba tirada en su cama, tras otra jornada que, igual que las que la precedieron, tocando a su fin.

El diario caído en el suelo, la expresión congelada de Elisa y una figura inesperada bajo el marco de la puerta que debería seguir cerrada no son, en general, cosas que suelan ocurrir. Curiosa forma de acabar un día cualquiera, un duelo de miradas con aquel con quien nunca creyó volver a encontrarse.

Sin entender nada, se quedó inmóvil esperando a que ocurriese algo... que nunca llegaba. Habría podido entender más si hubiese mirado el calendario, pero lo cierto que allí dentro todos los días y noches, incluso la noche de difuntos, son casi iguales.

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