CHAMPIONSHIP MANAGER 01/02





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Allá por el lejano año 2002 (nos hacemos viejos, señores) apareció el videojuego al que más horas he dedicado en toda mi vida. Tantas que, bien empleadas, podrían haberme convertido en un reputado concertista de theremín o en el mayor experto mundial en la reproducción de los cocolitofóridos. Pero no. El destino quiso que al abrir aquella caja de cereales (Golden Grahams, si no me traiciona la memoria) cayese sobre la mesa un disco colorado con un balón serigrafiado. La demo del Championship Manager 01/02.

Para mí, que había crecido jugando a los fantásticos PC Fútbol en casas de amigos, los viernes, de 6 a 8 (algún día de locura de 6 a 8:30), aquello supuso la oportunidad de dar rienda suelta a la vena futbolera sin límites ni horarios, en la comodidad de mi propia casa. Bueno, un límite si que había, y lo descubrí pronto. A pesar de que la demo solo traía una liga jugable, la inglesa, la cantidad de datos era tal que mi pobre Pentium I a 166 Mhz sufría como un perro para simular los cientos de partidos de cada jornada. Pasar de un día al siguiente en el juego podía suponer uno o dos minutos, y no había internet ni móvil con el que distraerse. Así que empecé a pasar horas y horas, más esperando que jugando, pero flipando con la enorme base de datos que tenía el juego. Sólo liga inglesa, vale. Pero premier league, primera, segunda, tercera y cuarta. Cada equipo con todos sus jugadores reales, estadios, directivos y hasta empleados. Es verdad que los partidos no eran jugables como en el PC fútbol (ya no hay managers en los que los partidos sean jugables con mando, la industria prefiere sacar managers por un lado y simuladores por otro, por aquello de cobrarte dos veces) pero lo compensaba con una profundidad que nunca antes se había alcanzado. Controlabas todos los aspectos del club. Fichajes, scouting, economía, tácticas, entrenamientos y muchas cosas cosas más, cada una de estas opciones con un una gran cantidad de posibilidades.


Aún así, para mi lo que hace grande al Championship Manager es cómo está organizada esa brutal base de datos. Aquí no hay medias. No sabes si este jugador es mejor que este otro porque fulano es un tronco al 56 sobre 100 y mengano un figura al 99. No. Aquí cada jugador consta de una ficha con 31 atributos (técnicos, tácticos, físicos y mentales), puntuados sobre 20, que determinan las habilidades del jugador. Pero no sólo es eso, también existen unos atributos ocultos que condicionan el rendimiento de los jugadores, algunos fijos e incontrolables y otros que se ven afectados por cosas como no ser titulares, estar en un país extranjero y no adaptarse o pelearse contigo por echarles la bronca por llegar tarde al entrenamiento. Esto hace que pasen cosas como que te compres un jugador con unos atributos brutales por el que has puesto al club casi al borde de la desaparición y sea un paquete vergonzoso, y sin embargo fiches uno más barato con atributos un poco peores y la rompa en cada partido. Lo mismo pasa con las tácticas, ganas con una formación y una estilo de juego en un equipo, pero te vas a otro y lo mismo ya no te funciona. E incluso cambia temporada tras temporada. Ah, el insondable misterio del Championship Manager. Tan impredecible como el fútbol real, solo que más adictivo. Tanto es así que, en aquella lejana infancia, mis notas empezaron a bajar a medida que subían las horas de juego. Resultado: mis padres, gente sin sentimientos, decidieron desintoxicarme mediante el cruel método de esconderme el disco. Lo escondieron tan bien que lo perdieron, o eso me dijeron, no me voy a dejar llevar por teorías conspirativas.


Todo podría haber acabado en este punto si no fuera porque, en 2009, internet llegó al rescate. Por primera vez tenía conexión en casa, y como buen yonki, lo primero que pensé fue en conseguir un poco más de aquello. Como el juego tenía ya 8 años la desarrolladora lo había liberado gratuitamente en internet, y así me hice con la versión completa: 26 países con varias ligas jugables cada uno, más de 50000 jugadores reales y, sobre todo, un ordenador capaz de moverlo todo. Si la caída fue buena, la recaída fue gloriosa. Además, descubrí un foro (te quiero internet) en el que un grupo de ingleses (por algo inventaron el fútbol) entusiastas del juego se dedican a mejorar el juego y a actualizar su base de datos a día de hoy, haciendo un trabajo totalmente desinteresado de seguimiento de jugadores. Tanto es así que clubes profesionales, como el Oporto, han contratado como ojeadores a gente que empezó trabajando con la base de datos del Championship.

Conclusión: a día de hoy, 24 de marzo de 2018, podéis seguir encontrándome viciando al Championship Manager. Probablemente toda esta historia signifique que no he madurado nada desde ese ya lejano 2002. Es posible. Tampoco espero que lo entendáis, aunque no está tan alejado de un juego de rol. Sólo sé que, como dijo Charlton Heston: sólo me lo arrebataréis muerto.

Comentarios

  1. Quisiera meterme contigo pero tú me regalaste el Dragon Age e hiciste una adicta de mi, así que... Seremos adictos juntos, cada uno a su estilo, pero adictos.

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  2. Jaja. Lo que se perdió la Nasa! Aunque nosotros nos hubiésemos perdido tus aventuras en la uniovi! Viva el champiomship manager!

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