La Dalia Negra
Corrían los años 40. La guerra
había terminado y los Estados Unidos encaraban una nueva y esperanzadora época
de crecimiento y prosperidad. La gente había dejado atrás las preocupaciones de
la guerra y comenzaban a tener tiempo y dinero para la diversión. Comenzaba la
edad dorada de Hollywood, y cientos de jóvenes de todo el país emprendían un
viaje hacia los neones de Los Ángeles, persiguiendo un sueño de fama y gloria.
La mayor parte de ellas regresaron a sus pueblos de origen fracasadas y
descreídas. Otras no regresaron nunca.
Elizabeth Short apareció
seccionada en dos mitades en un descampado de Los Ángeles el 15 de enero de
1947. Había sido brutalmente torturada y sus órganos habían sido extraídos con
precisión quirúrgica. Durante meses, los periódicos se preguntaron quién había
asesinado a la “Dalia Negra”. A día de hoy continúa siendo un crimen sin
resolver.
Once años más tarde, en 1958, Jean
Hilliker, una enfermera con problemas con la bebida, fue hallada muerta, tras
haber sido violada, en una cuneta de El Monte, un barrio deprimido del mismo
Los Ángeles de Betty Short. Esta vez los periódicos no se preguntaron nada, pero
tampoco se encontró al asesino. El pequeño James Ellroy, de diez años de edad,
se quedó huérfano de madre y tuvo que trasladarse a vivir con un padre que no
quería saber nada de él.
James Ellroy pasó la mayor parte
de su juventud durmiendo en parques, abusando del alcohol y las drogas y
colándose en casa de mujeres para robarles su ropa interior, razón por la que pasó
una temporada en la cárcel. Sin embargo, durante todo ese tiempo, tuvo siempre
la compañía de una novela policiaca, de las que leyó miles. Fue así como
conoció el caso de la Dalia Negra, que llegó a obsesionarle al ver en él
paralelismos con el asesinato de su propia madre.
En 1987, y aún hoy, el género
negro más puro estaba de capa caída, lejos del esplendor de los años 40 y 50. Aun
así, ajeno a cualquier moda, un James Ellroy ya rehabilitado publicó la novela
en la que había meditado toda su vida, un noir duro y seco, lleno de violencia,
corrupción y ambigüedad moral, pero no exento de calidad literaria. Su título:
La Dalia Negra.
Tomando como base el caso real de
Elizabeth Short, Ellroy presenta a dos polícías muy diferentes, el compasivo y
obsesivo Lee Blanchard y el contradictorio y cínico Bucky Bleichert, que
investigan su muerte. Aunque esta premisa ya la hemos visto antes, la novela se
separa pronto del camino más trillado y muestra su originalidad, como ocurre
con la evolución del misterioso personaje de Kay Lake. Pese a todo, uno de los
puntos fuertes de la narración es que también sabe cuándo mantenerse fiel a
códigos del género, como en el combate de boxeo que abre el libro o la femme-fatale
que encarna el personaje de Madeleine. Además, como toda buena novela negra,
tiene un trasfondo de denuncia social muy importante, tocando temas como el
racismo, la pobreza, la marginalidad o la propia corrupción en el departamento
de policía.
Una novela que
no te atrapa, te estrangula. Una auténtica maravilla. Ellroy, como no podía ser
de otra manera, se la dedicó a su madre.
Nota: La Dalia Negra es el inicio del Cuarteto de Los Ángeles, que se completa con El Gran Desierto, L.A. Confidential (llevado al cine con mucho acierto) y Jazz Blanco. La Dalia Negra también tiene adaptación al cine, pero no perdaís el tiempo, no merece la pena.
Valoración: 10/10
Poco aficionada a la novela policíaca empecé esta novela con cierto escepticismo sin embargo, a las pocas páginas, no podía parar de leer, quería saber y eso que Jorge me había hecho tal cantidad de spoilers que poco me quedaba por saber. Aún así me encantó, muy recomendable tanto para los amantes del género como los ajenos a él. Ahorraros la película, vuestra imaginación es mejor.
ResponderEliminarLo tengo pendiente de leer, releyendo el post me entraron muchas ganas de empezarlo.
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