Loving Vincent

Hay dos motivos principales por los que tenéis que ver Loving Vicent: su increíble estética y su historia.

La película imita a la perfección el estilo post-impresionista de Vicent van Gogh, repasando algunas de sus obras más ilustres, para contar la propia historia del artista desde sus orígenes pero centrándose, en particular, en sus último años.

Está hecha con mucho estilo, mucha clase, es muy guapa de ver. Consigue que sientas que estás dentro de sus cuadros y que puedes pasear por ellos, contemplar sus paisajes y hablar con sus gentes echas a trazos titilantes de colores.

Tengo que admitir que a mi siempre me han encantado los cuadros de van Gogh así que esta películas es casi un sueño para mi. Si no os gusta su estilo puede que no lo disfrutéis tantísimo como yo pero aún así haríais bien en darle una oportunidad, en el peor de los casos sólo habréis perdido hora y media de vuestra vida.

Como digo, la historia se centra en los últimos meses y días de Vicent y todo el misterio y controversia que gira en torno a su muerte. No diré nada más sobre ella por si no sabéis nada de las múltiples teorías que envuelven su repentina muerte.

La historia comienza cuando un antiguo amigo (su cartero) de Vicent se propone entregar la última carta que escribió el pintor a su hermano el día antes de su muerte. La carta había sido enviada por correo ordinario pero fue devuelta a origen así que el cartero manda a su hijo personalmente a buscar y encontrar a Theo, el hermano de Vicent, y entregarle la carta junto con sus condolencias.

Realizamos un viaje desde este momento en el que intentamos de arrojar un poco de luz sobre la muerte del pintor, siguiendo una serie de pistas que le dan a la película un pequeño toque policial sin llegar a serlo.

Otra de las cosas que me ha gustado es como dejan abiertas algunas de las hipótesis tocando un poco todas ellas, lo que nos permite componer mejor el cuadro general de quién era, cómo era y qué le pasó a Vicent van Gogh sin quitarle ese misterio y melancolía que rodea siempre a su figura.