Gears of war

Puede que a alguno de vosotros os sorprenda que, precisamente yo, escriba sobre esta saga de cinco juegos estando tan alejados de mis gustos o de lo que suelo estar acostumbrada a jugar. 

Efectivamente no se trata de un juego con, digamos, una historia profunda, para nada tiene el componente de roll que tanto me gusta, la capacidad de tomar decisiones se ciñe casi únicamente a escoger porque zona de terreno quieres atacar al enemigo y pese a todo esto, me lo he pasado como una enana estos días en los que me he ventilado, con la inestimable ayuda de Bea mi amiga y compañera de batalla dentro y fuera del juego, los cinco juegos al completo.

Gears of War promete horas de diversión viril, visceral y llena de testosterona, de derramamientos de sangre y visceras sin descanso, de una ensalada de tiros sin fin y, por supuesto, cumple todo lo que promete.

La historia es sencilla, un pretexto para matar bichos a diestro y siniestro y, aunque por ahora son cinco juegos, lo dividiría en dos categorías: la vieja y la nueva generación. 

La vieja generación está liderada por el sargento Marcus Fénix como última esperanza para hacer retroceder a las líneas enemigas. El enemigo, como muy probablemente ya sepáis, es de una raza diferente a la nuestra. Son locust y se supone que viven en el subsuelo de la Tierra, al menos en su origen pero ahora están emergiendo a la superficie guiados por su reina locust Mira, quien no parará hasta dar un nuevo y pacífico hogar sus pequeños hijos deformes. Evidentemente todo esto sucede en una Tierra futurista post-apocalíptica de fecha indeterminada, que es lo mejor para no quedar desfasado.

Como hay cinco juegos podemos suponer que los planes de Marcus y sus hombres para liquidar a los locust no tuvieron el éxito esperado. Y así es como se da paso a esa nueva generación de bravos y jóvenes guerreros liderados por el hijo de Marcus, James Fénix.

Y para acabar, hay una par de cosas que me gustaría mencionar.

Una de ellas es que, como amante de los juegos con salseo, me ha hecho especial ilusión la historia que se crea alrededor del personaje de Marcus Fénix y que llega a extenderse hasta su hijo. Consigue que, de alguna manera, todo acabe girando en torno a él: su padre, su hijo, su mujer, sus amigos/hermanos/pelotón. Esa deriva continúa en cierta medida en la figura de su hijo pero sin llegar a eclipsar nunca ese cariño especial que le tienes a Marcus. Y es eso, es que a lo tonto a lo tonto, te acabas convirtiendo en uno de ellos y te sorprendes a ti misma gritando "¡Nooooooo!“ mientras descargas toda tu munición sobre esos bastardos para vengar la muerte de un amigo que es como tu hermano de otra madre.

La otra es como han conseguido introducir discretamente algún que otro personaje femenino a partir del tercer juego (de mayor o menor relevancia) sin que para ello se vea mermada para nada la esencia de testosterona destilada, sangre y violencia gratuita. Eso para mí le da un pequeño plus al demostrar, valorar o tener en cuenta que a las chicas también nos puede gustar arrancar el espinazo a nuestros enemigos de vez en cuando de la manera más dolorosa posible. Un punto por haberse dado cuenta e incluirnos en juego sin hacernos menos fuerte o salvajes que a cualquier hombre. No era imprescindible pero esta bien que exista la opción de tener caderas y lanzallamas a la vez.

Y eso es todo homínidos. Os dejo un trailer que me enseñó mi padre hace años, cuando se iba a estrenar el segundo juego, y que pese a no haber jugando nunca por aquel entonces me gustó tanto que aún lo tengo guardado en el móvil. Espero que lo disfrutéis.